La planta de Chattanooga y el Passat siempre estuvieron estrechamente vinculados, especialmente, porque ambas partes fueron responsables que, desde 2011, estuviera presente en EE.UU. el sedan más representativo de la marca alemana.  Una silueta más grande y más barata que la versión europea y que, desde sus comienzos, fue un gran éxito de ventas.

En 2011, el último año de ventas de Passat en Europa, la empresa vendió menos de 23.000. Un año después, VW comercializó más de 125.000 Passat norteamericanos. Ese también resultó ser el mejor año de ventas del modelo, a partir de lo cual sus ventas disminuyeron casi todos los años posteriores. En su último año, VW vendió poco más de 24.000 unidades  en los EE.UU. La planta de Chattanooga ahora recibirá  al crossover ID.4 100% eléctrico como eje de su producción en reemplazo del Passat.

Más allá de la declinación de la silueta sedan en favor de los SUV/crossover en los últimos años, cabría preguntarse en que se equivocó la marca para entender una caída que justifica su cancelación. Especialmente, a partir de que los líderes del segmento, como el Toyota Camry y el Honda Accord, superaron las 313.000 y 202.000 unidades, respectivamente.

La caída del Passat, probablemente, se haya debido a un temprano desinterés de la marca a partir de su éxito inicial acentuado cuando, en 2015, quedó al descubierto su engaño con las emisiones de sus diésel, que llevó poco menos que al derrumbe de la credibilidad de VW, no sólo a nivel local, sino mundial. Esto, seguramente, influyó en el rendimiento de un modelo que, además, fue muy poco actualizado desde su debut en 2011, con apenas un “lavado de cara” en 2020, que resultó poco y tarde.

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