Varios países ya han pedido a la Unión Europea (UE) que establezca una fecha límite para el cese de los motores de combustión interna, la única manera de marcar una fecha tope ante las diferencias existentes entre los fabricantes, que abarcan hasta un período de 10 años para llevar adelante la medida.

El organismo europeo también sopesa que la imposición obligada no es la mejor forma de alcanzar un consenso, a la vez que es consciente de la dificultad que deben afrontar los fabricantes ante semejante decisión.

Y es que estos últimos, para colmo, no es que estén en contra de la medida, aunque sí replican, pidiéndole a esos mismos países-miembros que desarrollen una infraestructura de carga rápida acorde a un parque móvil de vehículos eléctricos generalizado.

A esta disyuntiva, le sumó una cuota de mayor complejidad el CEO de Daimler, Ola Källenius, quien en su participación en el foro anual del “Future of the Car Summit”, organizado por el diario Financial Times, manifestó que la estrategia de la compañía que lidera será, “producir motores de combustión interna siempre que sean comercialmente viables”, lo que no deja de ser una alternativa más ante la posibilidad de fijar una fecha concreta.

No obstante, Källenius amplió que, “en el momento en que tenga sentido, la compañía está lista para pasar a la electrificación completa”, dejando entrever que Daimler se encuentra inmersa en un gran despliegue de vehículos eléctricos de nueva generación, e implícitamente, reconociendo que, “en camino hacia las cero emisiones, llegaremos a un punto en el que nuestros estándares cambiarán, donde la propulsión eléctrica se convertirá en nuestro principal objetivo, y la propulsión por combustión eventualmente perderá peso”.

En la actualidad, Mercedes cuenta con un portfolio de motores nafteros y diésel de última generación, a los que está sumando dos alternativas de electrificación: MHEV con 48 y 400 Voltios e híbridos plug-in. Tecnologías obligatorias para ponerse a la altura de la futura norma de emisiones Euro 7. No obstante, la gran cuestión es si seguirá invirtiendo en el desarrollo de nuevos motores de combustión –con la inversión que esto implica- u optará por la actualización de la gama existente.

Aunque queda claro que la compañía, como el resto de la industria automotriz, recién tomaría una decisión respecto a la cancelación de los motores térmicos, en el momento en que el crecimiento exponencial de las unidades eléctricas se acelere lo suficiente como para que esto ocurra por sí solo.

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