La competición siempre han sido una excelente manera de desarrollar nuevas alternativas de tecnología (los frenos de disco y la inyección de combustible, así lo atestiguan), y a pesar que no todas las pruebas e investigaciones nacen de las carreras, Toyota decidió que, al menos, la exigencia que propone un día completo de carrera, era un interesante campo de experimentación como para evaluar el comportamiento de un Corolla propulsado por hidrógeno, lo que ocurrirá  en el tercer evento de la serie de pruebas de resistencia Super Taikyu, las 24 horas de Fuji del 21 al 23 de mayo próximos.

Básicamente, los motores de combustión interna alimentados por hidrógeno combinan “lo mejor de ambos mundos”. Pueden mantenerse funcionando con miles de encendidos y explosiones y, al mismo tiempo, comportarse en forma impecable con el medio ambiente. Hay algunas emisiones menores, es cierto, como resultado de la quema de aceite, pero no son tan malas como las de un motor alimentado por combustibles fósiles y tampoco como las provocadas por las grandes usinas, donde se genera la energía que luego consumen los vehículos eléctricos.

La combustión en los motores alimentados por hidrógeno ocurre a un ritmo más rápido que en los motores nafteros, lo que determina una buena capacidad de respuesta y, además de su excelente desempeño ambiental, conservan las reacciones propias de estos en la conducción habitual a través de las sensaciones acostumbradas, incluso a través de sonidos y vibraciones.

El motor alimentado por hidrógeno IL3/1.6 litros, turbo, que incorporará el Corolla experimental en las 24 horas de Fuji, a diferencia del modelo Mirai de producción de la misma marca, no utiliza la combustión de hidrógeno para generar electricidad para energizar el auto. En cambio, está aprovechando directamente la energía creada por la combustión de hidrógeno en el interior de la unidad, ingresado a través de un sistema de inyección convencional.

Ignorando el hecho de que es muy difícil producir y/o almacenar el hidrógeno líquido necesario para impulsar un vehículo convencional, tampoco se puede negar el hecho de que la eficiencia energética para la combustión de hidrógeno puede ser muy baja, alrededor de 20-25%, o sea que, a la problemática de la obtención y almacenamiento del combustible, habrá que sumarle el hecho de que se utilizará un combustible altamente ineficiente.

El desarrollo de Toyota de un motor térmico con combustión a base de hidrógeno es audaz en sí mismo, pero será aún más difícil su evolución en pista. La marca japonesa afirma que su objetivo es realizar el desarrollo en condiciones extremas que, salvando las distancias y exigencias, imitan cierto grado de condiciones de la vida real, al menos, en términos de duración del experimento.

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