“Después de tres largas semanas de espera, el circo de F1 se presentó en Imola para el GP Dell’Emilia Romagna donde la expectativa de los aficionados se vio recompensada con creces, ya que el circuito clásico propuso el salto de calidad esperado.

Por otra parte, los equipos lo aceptaron, aunque por otro motivo, ya que esta larga brecha con Bahréin les resultó útil para trabajar en el desarrollo de sus autos, basándose en los datos recopilados en la apertura de la temporada en Sakhir.

La F1 llegó a Italia con muchas preguntas sin respuesta. Algunas fueron respondidas mientras que otras quedan pendientes por ahora.

Una de las primeras es que un circuito de la “vieja escuela”, como Imola, no defrauda...

Si la pandemia por el Covid-19 tuvo algo de positivo para la F1, es que obligó el retorno de varios circuitos clásicos que regresaron al calendario del campeonato después de años de ausencia e Imola fue uno de ellos.

La F1 estuvo bajo la lupa durante los últimos años por ser predecible, con carreras convertidas en aburridas procesiones, lo que provocó varias reacciones de las partes interesadas.

El dominio de ciertos equipos como Mercedes y Red Bull y las regulaciones aerodinámicas, generalmente, se identificaron como los principales responsables. De acuerdo con esto, se han introducido varios cambios en las regulaciones aerodinámicas (uno, considerable, en 2017) y el más esperado que llegará en 2022.

Se han introducido trucos artificiales como (n.d.l.r., la manipulación del récord de vuelta) y la implementación del DRS (Drag Reduction System), por ejemplo, para facilitar los adelantamientos, como si una carrera solo pudiera ser emocionante con más sobrepasos!!...

Se siguen escuchando sugerencias absurdas, como formaciones de clasificación invertidas, y ahora el coqueteo con los sprints de velocidad sabatinos para "darle vida" al espectáculo, algo muy preocupante para el espíritu deportivo de la categoría.

La esencia de la evaluación para carreras emocionantes no debe basarse en el número de adelantamientos ejecutados en una carrera. Una carrera impredecible también puede ofrecer emoción.

Entonces, ¿por qué no recuperar algunos circuitos de la “vieja escuela”, que son tan selectivos como implacables, y castigan el más mínimo error del piloto? (n.d.l.r., “No puede ser que el que se equivoque no pague”, diría Sir Stirling Moss).

Como se vio en Imola durante este último fin de semana, los pilotos probaron, compitieron, chocaron y salieron volando por sobre “pianitos” y “disuasores” durante entrenamientos y la clasificación, lo que preparó el escenario para un resultado impredecible.

La lluvia del día de la carrera fue una adición bienvenida que se sumó a las complicaciones propias del circuito (n.d.l.r., angosto, con peraltes invertidos, desniveles, curvas de radios cambiantes, etc) que ya de por si se ofrecía como un gran desafío para los pilotos. Con su diseño de la “vieja escuela”, Imola lo hubiese sido también sobre pavimento seco.

Imola y otros circuitos antiguos han regresado como parte de una reacción para reemplazar otros lugares que no pueden albergar carreras debido a la pandemia.

Entonces, en lugar de enfocarse solo en las regulaciones aerodinámicas, ¿por qué no agregar el "restablecimiento" de los circuitos de la “vieja escuela” al plan maestro ideado para mejorar las carreras de F1?"

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