No podría comenzar a escribir sobre un auto como el E-Type sin la referencia personal con un modelo que cumple seis décadas en lo que fue, sin dudas, una experiencia que hoy, cualquiera que pueda acceder a un “E” podrá repetir, aunque lo estaría haciendo sobre un clásico y no con un último modelo y allá por los ’60!!... Fue cuando, entre otras cosas, me mandaron a cambiar las pastillas de frenos de un E-Type casi nuevo...

Metido a mecánico  luego de haber abandonado las Escuelas Raggio y de que papá Vicente sentenciara “en esta casa o se estudia o se trabaja”, elegí esta última opción que, casi mágicamente, me puso en contacto con lo que más deseaba, los autos, aunque para ello tuviera que enfrentarme con aquellos malditos frenos del E-Type!!

Volante “de madera” con radios perforados, hermoso instrumental Smiths analógico (¿será por eso que también me fascinan los relojes?) interruptores “de un sólo click”, el tacto y el olor al cuero que me lo hacía conocer con los ojos cerrados, el pomo de la palanca de cambios... Y si, sentarme en el E-Type fue como un premio!! Especialmente, después de haberle cambiado las pastillas de los frenos de disco traseros, ubicados a la salida del diferencial, en medio de la maraña de parrillas, resortes, brazos y con el escape demasiado cerca, en lo que era una operación casi heroica para mis pocos años y menos experiencia.

Pero el clímax llegó cuando Homero Luna, uno de los dueños de esa concesionaria Peugeot/Jaguar de la zona de Retiro, que supo llamarse Anglo-Franc, y poco menos que “un segundo padre” que me dio la vida, me dijo: “bueno, correte y vamos a probarlo”...

Hoy se me pone la “piel de gallina” al recordarlo. El XK-E roadster, (¡“capota” baja, por supuesto!), con las suspensiones rebotando por el empedrado cercano al puerto, orillaba el trompo en cada esquina, bramaba el 3.8  con sonido inolvidable y Luna lo exigía en cada frenaje, donde el Jaguar se cruzaba, por maniobra y adherencia ausente (otro inconsciente que confiaba en mí!). Finalmente, con el “E” entero, volvimos a enfilar para Alem al 1100 con la prueba superada...

DE COVENTRY A GINEBRA SIN ESCALAS...

Precisamente hoy, el Jaguar E-Type cumple 60 años de su debut, el 15 de marzo de 1961 en el Salón de Ginebra, lo que motivó el sensible tributo de la por entonces fantástica aventura sobre uno de los autos que marcaron mi experiencia...

Debut que puso en antecedentes a la industria automotriz de lo que podía hacerse con la herencia deportiva de una marca/modelo como muy pocos ejemplos, no siendo los eminentemente tecnológicos, lo hicieron. Fuente de inspiración fueron los éxitos de Jaguar en Le Mans, especialmente, los triunfos de 1955, ’56 y ’57 de los D-Type que, además de frenos de disco, proponían una aerodinámica tan inédita como atrevida. Acompañada por soluciones experimentadas en competición que se demostraron eficaces en la calle como los citados frenos, suspensiones independientes, motores con árboles de levas dobles a la cabeza, etc.

Ese bagaje técnico-estético fue el que “bajó” Jaguar cuando llevó el E-Type a Ginebra en el ’61. Donde no sabemos si por esto, o por el temprano comentario de Enzo Ferrari sobre el impactante modelo (“Es el deportivo más hermoso jamás construido”) provocó una épica digna de una marca que la había puesto a prueba al cabo de cinco victorias absolutas en las míticas 24 Horas de Le Mans.

Fue tan grande el impacto que causó la versión Cupé 3.8, unidad que había salido de la planta de Coventry la noche antes de su presentación conducida por Bob Berry, Public Relations Manager y llegó a Suiza justo a tiempo para las demostraciones de conducción, que el dueño de Jaguar, Sir Williams Lyons, le pidió a Norman Dewis, el legendario Test and Development Engineer de la marca, que trajese urgentemente un Roadster 3.8 de la misma manera.
HERENCIA DEPORTIVA...

Ambas unidades se usaron en pruebas de ruta para los medios de comunicación, donde demostraron que su sensacional rendimiento, incluida su velocidad máxima de 240 km/h, estaba a la altura de sus líneas inspiradas en la aeronáutica, que el especialista en aerodinámica Malcolm Sayer puso a punto en túnel de viento. Al final del Salón de Ginebra de 1961, la Compañía había recibido pedidos por 500 E-Type, y los originales, patentes "9600 HP" (Cupé) y "77 RW" (Roadster), fueron devueltos a Coventry luego de haber cubierto un total de 5.470 kilómetros!!...

Así se iniciaba la historia de este fantástico modelo que, aún hoy, deslumbra y que se ha convertido en un ícono de la marca, al margen de que Jaguar haya ocultado un moderno sistema de información y entretenimiento con navegación por satélite y conectividad Bluetooth, por ejemplo, disponible en cualquiera de los E-Type restaurados y modificados que la firma construye para celebrar el cumpleaños de hoy (seis pares de Cupé/Roadster E-Type 3.8 de los ‘60, totalmente restaurados por el equipo de JLR Classic Works en sus instalaciones de Warwickshire según la especificación exclusiva del 60º Anniversary).

 La colección “E-Type 60” rinde homenaje a los dos Jaguar E-Type más famosos de todos los tiempos, como fueron los presentados en el Salón de Ginebra en marzo de 1961: el “9600 HP” y el “77 RW”, que se destacan por un grabado de la ruta desde la sede de Jaguar en Coventry hasta Ginebra, Suiza, en la consola central. Grabado creado a mano, tras 100 horas de trabajo, por Johnny Dowell, donde se puede leer, "Pensé que nunca llegarías aquí", frase que le dijo a Perry el fundador de Jaguar, Sir William Lyons, después de su arribo a Ginebra. En el convertible, el grabado dice, "Deje todo y traiga el tipo E descapotable", que fueron las instrucciones que Lyons le enviaría horas después a Dewis...

En su momento, el E-Type evocaba el aire revolucionario que se respiraba en los 60’ y fue el vehículo predilecto de famosos como Steve McQueen, Brigitte Bardot, Frank Sinatra, George Harrison, Tony Curtis y Britt Ekland. Además, el encanto de sus formas esculturales, su funcionalidad y su impacto en el diseño lograron que el E-Type se convirtiera en el tercer vehículo en formar parte de la colección de diseño del Museum of Modern Art en 1996 (21 años después de fabricarse el último E-Type), un reconocimiento tardío que, no obstante, nunca necesitó que un jurado de arte se lo concediera...

TRIBUTO A SU HISTORIA...

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