El modelo más esperado de la marca, cuyo primer ejemplar de serie salió ayer de su nueva fábrica de Gales, es clave para las esperanzas de la legendaria Aston Martin de un cambio favorable, especialmente, luego de sucesivos vaivenes administrativos y de propiedad, demasiados para una compañía relativamente pequeña que, para colmo, venía con bajas comercializaciones.
La marca tuvo momentos difíciles desde su recuperación de 2018, ya que las ventas decepcionaron y el efectivo se consumió, lo que la llevó a buscar nuevas inversiones, que se materializaron con la llegada del empresario multimillonario Lawrence Stroll.
Desde entonces, la compañía anunció recortes de puestos de trabajo, reemplazos (entre ellos, el del máximo responsable de finanzas) y otra serie de cambios que también fueron acelerados por la pandemia de Coronavirus.
El DBX, primera incursión de la compañía en el lucrativo mercado de vehículos SUV, será un participante tardío en comparación con muchos rivales, especialmente, sus competidores directos, Bentley Bentayga y ahora, Rolls-Royce Cullinan. Sin embargo, "el DBX se ha convertido en el vehículo que llevará a Aston Martin a una nueva era", declaró el CEO de Aston, Marek Reichman.
La producción en la nueva fábrica Aston de St Athan, al sur de Gales, donde se fabricará el modelo, tuvo que detenerse en marzo, detención que no solo afectó la economía de la marca, sino que hizo lo propio con el modelo destinado a sacarla de su estancamiento como para intentar una pronta recuperación.
La producción se reinició en mayo con medidas de seguridad establecidas, con las primeras entregas de DBX programadas a partir de fin de este mes, aunque como contrapartida, la marca aún no ha establecido una fecha de reinicio para su fábrica inglesa en Gaydon, donde se fabrican sus autos deportivos.
Fuente: AN.

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