Audi especuló repetidamente con la forma del nuevo Q8 a través de filtraciones que decían poco y nada en bocetos desde un misterio poco menos que absoluto. Luego, mostró su SUV con camuflaje ligero, por rutas, calles y una fugaz aparición en Nürburgring. Hoy, la revelación oficial que tuvo lugar en Shenzen, China, indica que la avanzada estilística iniciada con el Q2, ha sido lo suficientemente exitosa como para continuarla, aunque con otro tamaño y aspiraciones.
Podríamos decir, además, que este Q8 es el hermano deportivo del sobrio sedán A8, con un diseño general más agresivo que el Q7 a quien sucede en la escala de la marca; tiene casi cinco metros de largo, dos de ancho y 1m70 de alto, y aunque es más corto, más ancho y más bajo que el Q7, con una distancia entre ejes de casi tres metros, propone una apariencia dinámica que es exagerada por las llantas de 22”.
La parte delantera está dominada por una gran y notable parrilla inspirada en la del Q2, con formato octogonal deformado, que es todavía más pronunciada que en el concepto. Con generosas tomas dinámicas y ópticas principales muy rasgadas que contribuyen a la agresividad/deportividad general.
En el sector trasero, se destaca una tira de luz LED de ancho completo que enmarca un perfil con distintas facetas que acentúan su carácter deportivo, junto con un muy lanzado pilar C.
Se adelantó lo que se esperaba, el nuevo Q8 tendrá tracción en las cuatro ruedas, distribución de pesos 40/60, el despeje al suelo se puede ajustar hasta por encima de los 250 milímetros, y la suspensión de aire adaptable es opcional. El sistema ajusta la citada altura de acuerdo a la irregularidad del piso, con un rango de 90 milímetros entre la configuración más alta y la más baja y la dirección en todas las ruedas también es opcional, con las traseras girando hasta 5 grados.
El Q8 emplea una configuración híbrida “suave” de 48 voltios como versión superior del tren motriz, conformada por una batería de iones de litio y un arrancador de alternador de correa junto con un motor naftero V6. Puede recuperar hasta 12kW de potencia durante el frenado, y permite un largo recorrido con el motor principal sin funcionar.
Respecto a los motores, y por más que la marca hoy se desvive por la electrificación, se priorizarán los diésel V6 y V8 (230 y 285 CV) y también estará el naftero V6/3.0 litros, biturbo, con 340 CV.

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