Básicamente, la idea original del acuerdo era conseguir dos nuevas transmisiones por el precio de una, a partir de que tanto Ford como GM desarrollarían una caja de velocidades cada una, pero compartirían las dos.
Ford acordó desarrollar una caja automática de 10 velocidades (A10) para vehículos con tracción trasera, como la pick up F-150 y el Mustang, permitiendo que General Motors la use también, mientras que esta, a su vez, compartiría con Ford una caja de nueve marchas, también automática, (A9) diseñada para crossovers y autos con tracción delantera de ambos grupos.
Pero Ford no obtuvo el resultado esperado del acuerdo, firmado hace cinco años este mes. Razón por la cual, decidió no usar la transmisión A9 de GM, optando por una serie de nuevas transmisiones A8 de factura propia en vehículos como Ford Edge, Ford Transit Connect y Lincoln Nautilus.
Según manifestaron autoridades de Ford, la caja A9 de GM, “no brindaba la suficiente mejora en la economía de combustible para justificar su costo adicional y, además, resultaba más pesada –por el engranaje adicional- que la transmisión A8 que finalmente adoptamos”.
GM, por su parte, se manifestó elípticamente y sin entrar en confrontaciones, citando que su caja A9, “agrega mayor refinamiento a los vehículos que la montan, brindándoles una sensación más Premium”.
La diferencia de criterios, pone de relieve las distintas estrategias que los dos principales fabricantes de vehículos de EE.UU. están tomando en relación a los desarrollos de los trenes motrices para sus vehículos, diferencias que se manifiestan por primera vez en el marco de su colaboración sobre un mismo sistema.

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