Especiales IVECO DAKAR EXPERIENCE

A BORDO CON “EL COYOTE”

26/01/2018. Porque una cosa es verlo in situ, por televisión o seguirlo por Internet, y otra fue ubicarse en la intrincada y estrecha cabina (al menos, para mi arquitectura "sesentosa") del Iveco Powerstar nº501 para que Federico Villagra, protagonista excluyente del último Dakar, nos haga sentir, al menos, una ínfima parte de lo que él vivió durante miles de kilómetros. Ahí vamos…

Foto: Sergio Cutuli...

Para treparse al estrecho habitat del Powerstar hizo falta una escalera, con eso les digo todo…A partir de lo cual, llegó el momento de las contorsiones para acomodarse. Menos mal que con mi compañero circunstancial –Sergio Cutuli de Cosas de Autos- arreglamos antes, cuando le dije, “¿me dejás ir de acompañante?”, a lo cual él respondió, “eso mismo te iba a pedir, quiero verlo en forma más panorámica” y se sentó al medio y atrás, previo acceso a través de una especie de puertita que tiene montado instrumental para control, precisamente, del tercer tripulante de la cabina.
Al volante, lo dijimos, “El Coyote” Villagra…

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La propuesta, por repetida, no dejó de ser original.
Iveco Argentina convocó a parte de la prensa especializada al predio de Arawak, donde la esperaba, nada menos, que el camión que durante la primera quincena de enero, tuvo poco menos que en vilo, no solo a los seguidores del Dakar, sino a buena parte de la comunidad.
En esos “quince días de enero de 2018”, que ya forman parte de la mitología automovilística local, el trío argentino conformado por Villagra, junto a Ricardo Torlaschi y Adrian Yacopini, se batieron palo y palo con el líder de la “armada rusa” de Kamaz (Nikolaev, a la postre vencedor) hasta que a una penalización en ciernes (por haber cargado combustible en un lugar prohibido para hacerlo) le siguió, horas después, un sugestivo abandono por la rotura de la caja del Iveco Powerstar, tan incomprobable para el gran público -nosotros inclusive- como cierto resultó para los protagonistas.
Sumatoria que le dio a ese final de carrera, para quienes habían sido protagonistas excluyentes –junto con Benavides en Motos- un sabor agridulce, pero que sumó un ingrediente tan atractivo como impensado al convite de Iveco…


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“Hola, como están?”, extendió su mano Villagra, cuando ya estábamos casi acomodados. Y como había visto que las “vueltas” que daba con el Iveco habían sido bastante irregulares, se me ocurrió decirle algo que nunca falla cuando de un piloto se trata: “vos sabés que yo corrí de navegante de El Orejano y salimos segundos en el Gran Premio de Turismo en 1972”. Y tal como suponía, el “incentivo” resultó…”Ah si?, yo ni había nacido. Bueno, están listos?” y aceleró en vacío el motor Cursor 13 del Powerstar…
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Los amables anfitriones del acontecimiento, Sebastian Rodríguez Macías, Director Comercial, y Sebastian Gimenez, responsable de marketing y comunicación de Iveco, plantearon el clima distendido de la reunión con cuestiones formales a Villagra. Sin embargo, las preguntas “pesadas” no tardaron en llegar…
-¿El repostaje en lugar prohibido fue un grosero error?.
“En un Dakar, hay neutralizaciones donde se puede cargar combustible y en otras no, y eso estaba bastante confuso”.
-Si como dijeron los de Kamaz, vos corriste con 500 litros menos y por eso tuviste que cargar en la neutralización, ¿no te diste cuenta que el camión estaba más liviano?.
“Si el camión hubiera pesado, más o menos, unos 500 kilos menos, me hubiera dado cuenta de inmediato, porque se hubiera puesto intenible. Los camiones del Dakar están puestos a punto para correr casi siempre con el tanque bastante lleno, 500 litros menos lo hubieran hecho muy indócil, y yo no lo noté”.
-¿Cuánto influyó en la decisión de abandonar que hubiese una penalización pendiente?.
“En absoluto, no influyó nada. Porque si nos la hubiesen aplicado, hubiéramos apelado y la definición recién se produciría en seis meses, por lo cual, abandonar no estaba en nuestros planes pese a la probable penalización, lo que pasó fue que se rompió la caja”.


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Cuando el Iveco subió la primera loma tuvimos consciencia de que no iba a ser un paseo. El motor rugió y el camión despegó como si fuese a ponerse en órbita…Un rápido zig-zag empezó a hacernos olvidar de cualquier referencia: no íbamos por una huella marcada, sino que el camión alternaba mitad huella, mitad banquinas con yuyos que podían ocultar cualquier desnivel.
Todo en medio de un sonido general que mezclaba, el ruido sordo del escape del diésel con crujidos y chirridos y que decir de cómo se movía!!!.
Sacudidas apenas contenida por el cinturón tipo arnés, trepadas violentas y caídas en consecuencia y la sensación indescriptible de que el Iveco podía pasar, literalmente, por cualquier lugar.
En dos ocasiones me tuve que acomodar el casco integral que se desacomodó tapándome los ojos…Cuando intenté levantar el teléfono para sacar una foto, casi se me vuela de las manos, apenas si pude cuidar su integridad devolviéndolo al bolsillo…
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La relajada conferencia de prensa no solo hizo foco en los temas más urticantes de la participación de Villagra-Torlaschi- Yacopini y el Iveco nº501 en el último Dakar, sino que también en las generalidades de dicha participación.
-“La altura no me molestó para nada, sin embargo, Ricardo se sintió muy mal, con mucho dolor de cabeza y mareos”.
-“Fue una carrera muy dura y más de una vez dudamos en seguir o no. Hubo una situación límite cuando nos quedamos enterrados con el camión en la arena y no había forma de sacarlo. Entonces desinflamos las gomas a cero, las dejamos sin nada de presión, como si hubiéramos pinchado, y empecé a darle golpes de arranque y, de pronto, comenzó a moverse!. No sé cuantos metros hicimos, pero al final lo sacamos y seguimos”.
- “¿Cómo se les podría correr a los Kamaz?, y bueno, con un esquema similar al de ellos. Con por lo menos dos camiones-mochileros. Yo los tuve, pero venían media hora atrás; en cambio, los de ellos venían a 5-10 minutos de Nikolaev, entonces, cuando él tenía un problema, ellos ya estaban llegando, en cambio, yo tenía que esperar mucho más!”.



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Uno de los saltos pareció interminable, arreciaron los ruidos, otra vez se me corrió el casco y me quedé sin visión…Vagamente, escuchaba los aullidos de Sergio y creo que, hasta los míos…Felizmente, la butaca tenía una sujeción impecable, aunque todo era tan violento que uno hasta puede pensar que se va a arrancar del camión. Cuando pasó el tramo “escarpado”, un nuevo zig-zag nos permitió sentir los casi 1.000 CV del Cursor 13, acelera como una bestia, se encabrita cuando Villagra baja un cambio, ruge, mientras el sonido del escape es ocultado por los “arañazos” de las ramas contra la chapa del Iveco.
Otra vez una trepada violenta nos hace despegar y ni le cuento la caída, pero ya estamos más acostumbrados y, además, falta poco…

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Con la conferencia entrando en su parte final, el horario empezó a marcar el rumbo…
Luego de la prensa, iban a llegar concesionarios y clientes de la marca y la idea era que repitieran el programa que hicimos los periodistas, con lo cual había que ir al siguiente paso.
Casi como si lo hubieran llamado, el poderoso Iveco Powerstar nº501 apareció a un costado de la sala y lo primero que se me ocurrió fue, ”¿cómo hago para subirme ahí?”...


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Llegamos envueltos por una nube de tierra después de la última acelerada, Villagra preguntó, “¿Y, que tal?”; “Buenísimo!!!” contestamos casi a coro y, de inmediato, no hizo falta preguntar por algunas conclusiones…
“Obviamente, esto es muy diferente al auto de rally, donde todo pasa mucho más rápido y todo es más dinámico. Sin embargo, el camión tiene algo insuperable, siempre te da la sensación de que puede pasar por arriba de cualquier obstáculo, es una sensación de poder impresionante, insuperable…”
Doy fe de que esa sensación se percibe por sobre cualquier otra y mientras me “desenrosco” para salir entre los caños de la jaula, hago un rápido balance: ¡como empuja ese motor!, impresiona el “crack!” de los cambios de marcha, si bien estaba sentado muy alto nunca tuve vértigo (y que conste que lo sufro), que rápido que cambia de dirección, y vuelvo a lo mismo: que maravillosa sensación de que podés pasar sobre cualquier cosa!!!.
Le digo a Sergio, “vos sabés que estoy todo traspirado?”,
“Yo también” me contesta…
Automáticamente, siento un poco de vergüenza cuando pienso que ellos habían corrido etapas que tenían cerca de 1.000 kilómetros y, seguro, ni lo notaban!!!.
-“Vamos a tomar algo?”,
-“Dale!”…

ROD


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