Las ventas están estancadas. La producción ha disminuido como consecuencia de esto y hasta hubo un concesionario de Chevrolet que manifestó, “ahora, un cliente de Impala aparece cada dos meses”.
Y no se trata de que GM esté haciendo algo mal, desacertado o fuera de lugar, simplemente, es que están cambiando los clientes y, con ellos, las formas, necesidades y gustos. Cambios que no solo están jaqueando a uno de íconos más fuertes de GM, sino que también a otras venerables siluetas tradicionales, y no solamente en el mercado norteamericano.
Sin embargo, esta metamorfosis ha sido especialmente devastadora para el Impala y otros sedanes grandes que no hace mucho caracterizaban a las carreteras estadounidenses.
Hyundai, una de las marcas foráneas que se aprovechó de esta tendencia desde hace algún tiempo atrás, manifestó que estaba cancelando el Azera después de haber vendido menos de 1.800 unidades del modelo en los EE.UU. en la primera mitad del año.
La propia Chevrolet confirmó la desaparición de otros dos sedanes grandes, la variante de alto rendimiento del SS y el Caprice.
Se espera que muy pronto Ford detenga la producción del Taurus en su alineación norteamericana, algo que ya anticipó limitando la última generación del modelo solamente para China.
Sin indicios concretos de que la caída de los sedanes grandes podría revertirse, el Impala -uno de los nombres más reconocidos y con mayor trayectoria de GM, que registró más de un millón de ventas en EE.UU. en 1965- parece poco probable que pueda sobrevivir mucho más.

Lo anticipa la profundización de nuevas tendencias de la propia GM, que lanzará el restyling de cuatro crossover hasta fin de año y está desarrollando tres siluetas nuevas de este tipo para su marca de lujo Cadillac que aparecerán en los próximos años.
Pero el problema no es solo interno, las ventas de sedanes grandes han caído un 18% hasta ahora en 2017, más que duplicando la tasa de descenso del año pasado. La participación del segmento en EE.UU. disminuyó de dos tercios en la última década, a sólo un 2,3% en la actualidad.
Las marcas están a punto de vender menos autos grandes en EE.UU. este año que en 2009, el punto más bajo de la recesión, a pesar de que las ventas totales para la industria han subido 65% desde entonces.
Pocos modelos han tenido tanto éxito como el Impala pero su colapso, desde la recesión, ha sido igualmente impresionante: 2017 es el séptimo año consecutivo en que caen sus ventas.
La comercialización al por menor del Impala cayó un 57% este año, apenas 10.707 unidades vendidas en seis meses, con el agravante de que dos tercios de los Impala vendidos en 2017 fueron destinados a compañías de alquiler en aeropuertos y otros operadores de flotas.
Como vimos, la tendencia general tampoco lo favorece, porque a pesar de las perspectivas de que no todos los fabricantes están buscando abandonar el segmento grande (Toyota y Nissan, por ejemplo), el declive es más acentuado para unos que otros y en este tobogán aparece claramente destacado el legendario Impala.
Fuente: Automotive News

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