El 8º Salón de Buenos Aires se identificó con la euforia que proponen los muy positivos números de ventas de los últimos meses, a tal punto, que podrían determinar que 2017 se convirtiera en el segundo año más importante en ventas de la historia de la industria automotriz en la Argentina.
El reflejo de esto se manifestó en la muestra porteña que, por segunda ocasión luego de 2013, superó el medio millón de asistentes, con lo cual ingresó al selecto grupo de las diez exhibiciones más visitadas del mundo.
El clima positivo se manifestó a partir del correlato, en cuanto a cantidad y calidad, de productos presentados, las actividades para toda la familia (especialmente, pista de 4x4) y el repaso por parte de la historia automotriz de nuestro país (en el oscuro y algo descuidado Pabellón Ocre de 5.000 m2).
El Salón 2017 inició su octava edición con 29 marcas exhibiendo 345 vehículos (270 en 2015), entre los cuales hubo 77 novedades, cinco Concept Cars y dos primicias, una regional (Renault Kwid) y otra mundial (Nissan Frontier Attack Concept).
A diferencia de las anteriores ediciones, en la de 2017, se presentaron 10 modelos entre híbridos, eléctricos y a hidrógeno, anticipando las nuevas tecnologías de movilidad sustentables y fomentados por la reducción de impuestos sobre este tipo de unidades conocida hace pocos días atrás y se consolidó la “tendencia pick up” con la presencia de la Toyota Hilux Edición Limitada (se lanza a fines de año), Nissan Frontier, la Renault Alaskan, el concept de la Mercedes Clase X y la VW Amarok V6, todas con destino de producción local.
Sobre un total de 43.000 m2 las marcas de ADEFA y más de 13 firmas importadoras exhibieron y realizaron diversas actividades que compensaron, en parte, las sensibles ausencias de marcas como, BMW, Alfa Romeo, Mitsubishi, Jaguar-Land Rover, Mini, Subaru, Suzuki y otras que, por diversos motivos, siguen siendo esquivas a estar en la muestra y que, sin duda, resintieron, tanto este, como otros salones anteriores a los cuales tampoco asistieron.

Su ausencia siguió siendo, la “materia pendiente” más crítica de la organización, que tal como lo hizo con anterioridad, trasladará la misión de acercarlos… al Salón que viene, recién en 2019.
Tema en cierta forma neutralizado por la presencia de varios superautos como Ferrari (488 GTB, Berlinetta F12 y California T) Maserati (Levante, Ghibli, Quattroporte…), dos Lotus, los Audi RS y dos Pagani (por más que uno de ellos, el de Pable Perez Companc, engrosó la lista de “ausentes” en la primera semana, pese a que había sido anunciado).
Alrededor de 1.900 personas por día realizaron las tres opciones de recorrido que ofreció la pista de off road, a bordo de 27 unidades de ocho marcas diferentes en versiones 4x2 y 4x4 sobre un escenario de 8.000 m2 y con pilotos profesionales a cargo de las unidades.
Para la jornada de prensa, que se realizó el 9 de junio pasado, se acreditaron un total de 2.577 periodistas de 12 países diferentes, rompiendo también el récord de la edición pasada.
Es cierto que el 8º Salon de Buenos Aires podría haber sido aún mejor de haber optimizado los puntos negativos que marcamos, que la superficie de La Rural estuvo poco menos de rebalsada y que el Pabellón Ocre requiere de un replanteo para que no quede tan minimizado en relación al brillo del resto de los espacios, sin embargo, creemos que este 8º Salón reflejó mejor que nunca lo que es dable esperar del ámbito automotriz local y, al fin y al cabo, eso era lo que se esperaba de la muestra más importante de la industria en nuestro país.

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