Una carta de disculpa escrita con tanta sensibilidad por parte del ejecutivo más alto de Toyota, ante la debacle de sus autos en Le Mans, no hace más que mostrar una faceta de humildad insospechada en un personaje de tan alto rango, especialmente, cuando se trata del fabricante nº1 de la industria automotriz mundial. Más allá de cualquier resultado deportivo que afecte este momento a la "familia Toyota", creemos que semejante rasgo, encierra en si mismo una victoria, la del costado humanista de este verdadero líder en lo que debe ser uno de los momentos más difíciles de la compañía que comanda.
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