Como si lo logrado por José María López con su trío de títulos mundiales en WTCC hubiera “habilitado” a muchos de sus rivales en el automovilismo argentino, dos exponentes de este último ámbito, se atrevieron a incursionar en la misma especialidad y, lo más destacado, con similares performances a varias de la alcanzadas por ‘Pechito’ en su momento: debut triunfal de Esteban Guerrieri en la inauguración del torneo en Marrakesh (Marruecos) y podio de Nestor Girolami en la segunda competencia celebrada en ese mismo escenario.
Meritorios sin dudas ambos casos, el primero, por su carácter de debut absoluto y porque con su triunfo, Guerrieri le posibilitó la victoria a un equipo privado (Campos Racing) que, como suele ser norma, no cuenta con los mismos medios que los oficiales o semi con buenos aportes publicitarios. En el segundo caso, Girolami (Volvo oficial), luego de una estupenda clasificación que lo puso 2º,solo debió limitarse a mantener el ritmo de quienes lo precedían en la competencia, ya que las características del circuito, dificultaban en mucho los sobrepasos e intentarlo sonaba más a gran riesgo que a posibilidad cierta de conseguirlo.
Satisfactorio entonces, el balance de la presencia argentina en el WTCC, a través de dos pilotos que han confirmado parte de lo bueno que ya mostraron en el automovilismo argentino.
Sin embargo, estas performances eran poco menos que predecibles, a partir de la demostrada calidad de Guerrieri y Girolami y, especialmente, también por el nivel de segundo orden que tiene la categoría (grilla invertida, lastres "compensatorios", etc), algo que ya se había advertido cuando la “cabalgata” hacia el tricampeonato de José María López.
A nivel local, siempre va a importar que un piloto argentino logre los mejores resultados y se destaque a nivel internacional, pero no hay que perder perspectiva respecto al ámbito donde esto se concrete, para evitar exageradas valoraciones a las que somos tan propensos los argentinos (así como también a rotundas descalificaciones) y, de pronto, estar mejor equilibrados como para no presionar a los protagonistas frente a éxitos como los que, seguramente, alcanzarán en este caso, tanto Guerrieri como Girolami.

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