31/01/2017. Carroll Shelby construyó el primer Super Snake en 1967, con intención de iniciar una edición limitada de solo 50 ejemplares, sin embargo, la serie se inició y terminó solamente con este, lo que lo convirtió, no solo en el mito más grande de la silueta, sino en el Mustang más caro de la historia. En 2013 fue subastado por 1,3 millones de dólares, imaginen lo que costará este año que cumple medio siglo de vida....
Como quedó dicho, el Super Snake se construyó en 1967 como un auto-laboratorio para el debut de los nuevos neumáticos Goodyear Thunderbolt, en el marco de una campaña publicitaria de la marca del ‘pie alado’.
Las prestaciones resultaron tan espectaculares que, rápidamente, se pensó en una serie corta de unidades del modelo que finalmente se quedó en eso, solo una idea…
Durante las pruebas, realizadas en conjunto en el circuito particular de Goodyear, el propio Shelby logró una media de 241 km/h, con una velocidad-punta para el auto de 273 km/h.
Pero estas cifras, que el paso del tiempo destacan sobremanera, no llamaron la atención en aquel momento, a partir que el Super Snake –basado en el Shelby GT500- estaba propulsado por el V8 “Big Block” 427 pulgadas cúbicas (unos 7.0 litros) del Ford GT40 Mk.II que había ganado las 24 Horas de Le Mans en 1966.
Unidad que, no obstante, fue reformulada con pistones de aluminio, bielas especiales para un régimen que proponía 6.000 rpm constantes, cigüeñal forjado y salidas de escape ya utilizadas en el GT40, con lo que se logró alrededor de 600 CV y el mote de “el padre de todos los 427” (no era para menos, conseguir esa potencia hace 50 años era casi una utopía).
El resultado fueron prestaciones de excepción lo que significó, adaptar un chasis más reforzado, nuevas suspensiones, frenos más grandes y hasta un radiador de aceite extra para afrontar, además, el desafío de transitar sobre un trazado oval, como era la pista de Goodyear, al estilo de los principales circuitos de EE.UU.
En un primer momento, Shelby creyó que su GT500 era perfecto para esa exhibición al servicio del fabricante de neumáticos, pero varios colaboradores del prolífico constructor, lo convencieron para desarrollar un “Super GT500” y allí aparecieron, el V8/427” del GT40 mejorado, el nuevo chasis, las suspensiones, los nuevos frenos, etc, lográndose unas prestaciones fenomenales y, casi al mismo tiempo, la idea de una serie especial y muy exclusiva de 50 unidades.
La exhibición-promoción de Goodyear fue un éxito, lo que incentivó todavía más a los impulsores del proyecto pero, finalmente, cuando se hicieron los números, la fantasía se derrumbó: el Super Snake terminó costando el doble de la versión original del GT500 de 355 CV.
El Mustang se envió a Dallas donde lo compraron los pilotos James Hadden y James Gorman, con quienes empezó una nueva etapa en las carreras, pasando posteriormente de mano en mano hasta que en 2013, Mecums Auctions lo subastó por u$s 1,3 millones, cifra que ningún otra versión del Mustang había alcanzado hasta el momento.
Sin embargo, la dinámica del singular mercado de los clásicos, donde como en el de los vinos, el paso del tiempo mejora el producto, podría hacer que, en su cumpleaños número 50, este poderoso, singular y emblemático deportivo celebre de una manera muy especial convertido en el Mustang más caro de la historia…
