En septiembre de 2015, cuando saltó el escándalo del fraude de las emisiones, VW y algunas de sus marcas decidieron no vender ni un solo vehículo con motor diesel más.
Estas unidades, que no pudieron ser recuperadas para otros mercados, se amontonaron en concesionarios y desde hace más de un año esperan una solución que las convertiría, nuevamente, en bienes de consumo que podrían circular legal y normalmente en los EE.UU.
No obstante, a pesar que tendrán un kilometraje muy bajo, o estarán prácticamente nuevas, su valor estará bastante depreciado por el solo hecho del tiempo transcurrido y por haber estado “en el ojo de la tormenta” desde el comienzo.

Klaus Zellmer, CEO de Porsche North America, declaró que, por ejemplo, los Cayenne tdi se ofrecerán a un precio “correcto”, confiando en que habrá clientes para ellos.
Cuando exista una solución técnica que permita a los Cayenne 3.0 tdi volver a contaminar lo reglamentado por EPA (la agencia ambiental que regula lo concerniente a emisiones en EE.UU) esas unidades, convenientemente reconfiguradas, podrán venderse de manera normal.
De no surgir una solución, Porsche se vería obligada a recomprarlas por el precio previo al escándalo, indemnizar a los propietarios, y mandar todas las unidades a desguace.
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