El Bentley Bentayga Diésel, desde su lanzamiento, se convierte por derecho propio en el SUV diésel más rápido del mundo, igualando en ese aspecto a su pariente más cercano, el Bentayga W12 naftero (608 CV) que ya es el SUV más veloz de todos.
A nivel técnico, quien es también el primer Bentley diésel en la historia de la marca, si bien es unos 30 y pico de km/h más “lento” que el naftero, es el modelo más eficiente y frugal jamás construido por la marca (el Audi SQ7 equipado con el mismo motor, está limitado electrónicamente a 250 km/h).
El Bentley Bentayga diésel, originalmente, fue el proyecto mimado de Wolfgang Dürheimer, quien hace más de cinco años ya anunciaba sus intenciones de lanzar un Bentley con motor diésel, pero cuando partió hacia Audi como jefe de ingeniería, la idea fue desechada.
A su vuelta a Bentley, dos años después y como CEO de la marca, la concreción del proyecto fue poco menos que inevitable, aunque no podía hacerse a cualquier costo, sino de la mano del turbodiésel más avanzado y potente del mercado de que se disponía en el grupo VW, el mismo V8/4.0 litros de 430 CV entre 3.750 y 5.000 rpm, que equipa al Audi SQ7.

Motor que, sobrealimentado por dos turbocompresores twin-scroll apoyados por un tercer compresor eléctrico, además despliega un torque, constante entre las 1.000 y las 3.250 rpm, de nada menos que 91,8 kgm, que son la clave para una entrega de potencia que posibilita una importante respuesta materializada en un 0-100 km/h en apenas 4s8/10.
Además, el Bentayga “D”, tiene dos detalles que lo caracterizan: un sistema eléctrico de 48 voltios (requisito indispensable para que el compresor eléctrico funcione como corresponde) y su motor V8 tdi es apenas tres kilos superior al del W12/6.0 litros del Bentayga naftero.
Otra característica diferenciadora, es que el compresor eléctrico, gracias a sus 7 kW de potencia, permite que la turbina gire a 70.000 rpm. El resultado es una sobrealimentación casi instantánea a muy bajo régimen, apoyando también al más pequeño de los dos turbo tipo twin-scroll. A mayor régimen, el compresor eléctrico se desactiva y, un segundo turbo de mayores dimensiones, se encarga de aportar más presión de soplado.
Bentley afirma que la aceleración entre 40 y 120 km/h es igual de rápida en la versión V8 diésel que con motor W12 naftero, siendo este último más rápido desde 120 km/h. El rendimiento medio declarado es de 13,7 km/litro, con emisiones del orden de los 210 gr/km de dióxido de carbono.

Otro aspecto que marca diferencias a favor respecto al W12, es que la autonomía del V8 tdi, supera cómodamente los 1.000 kilómetros con un tanque, cifra impensada para el Bentayga naftero.
El sistema eléctrico de 48 voltios también permite suspensiones electromecánicas inteligentes, que compensan en forma activa inclinaciones y balanceos en curva.
Estéticamente, las diferencias entre el naftero y el diésel son mínimas, la parrilla en este último ahora fue ennegrecida y, en las branquias delanteras, trae sutiles detalles, donde se destaca el inevitable “V8 Diesel”, también las salidas de escape han sido ligeramente rediseñados.
Otra característica destacada, y de importancia no menor, es su precio. En Gran Bretaña, el Bentayga diésel arranca desde las 135.800 libras, aproximadamente, 30.000 libras menos que el equipado con el W12 naftero, lo que no deja de ser un aliciente singular.
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