Emotiva definición de las Seis Horas de Fuji en las categorías LMP1 y LMP2, algo muy diferente a lo que mostraron ambas divisiones del LMGTE.
En la clase superior, Audi y Toyota se disputaron la carrera, a pesar de que Porsche, especialmente el nº1 de Webber-Hartley-Bernhard, siempre estuvo al acecho por la victoria.
Audi perdió tempranamente al nº7 de Lotterer-Fässler-Tréluyer, aquejado por problemas de su sistema híbrido (luego de un largo rato en boxes, el auto volvió a pista solo con propulsión tdi, pero fue desclasificado porque no está homologado bajo este formato).
La estrategia jugó un papel clave en la definición, como suele suceder en una especialidad cuyas pruebas son de larga duración y donde el caucho y la eficiencia del combustible, adquieren relevancia vital.
En principio, por capacidad del depósito de combustible, Audi se detenía primero y luego lo hacían, Toyota y Porsche. No obstante, el rendimiento superior del Audi nº8 (di Grassi-Dumas-Jarvis), le permitió liderar seguido por el Toyota nº6 (Sarrazin-Kobayashi-Conway) y el Porsche nº1.
Pero sobre el final, el esquema se alteró, a partir del mayor conocimiento de la durabilidad de las gomas y el consumo de combustible, lo que permitió ajustar las paradas de acuerdo a necesidades y ambiciones.
Así se llegó a la instancia definitoria, que fue cuando los protagonistas realizaron la última parada. El Audi nº8 líder se detuvo por un juego nuevo de neumáticos y combustible. El Toyota nº6 empleó bastante menos tiempo ya que solo cargó nafta, mientras que el Porsche nº1 alternó pilotos (Webber por Hartley), más neumáticos y combustible.
Esto hizo que el Toyota (Kobayashi) pasara a dominar, mientras que el Audi (con Duval al volante) se lanzaba a su persecución, y el Porsche quedaba algo relegado. Los minutos finales fueron dramáticos, con Kobayashi conteniendo a Duval con los neumáticos de su TS050 más desgastados, algo que logró ‘in extremis’ filtrándose mejor entre el abundante tránsito de rezagados.
De esta forma, en su propio circuito y luego de dos años desde su último triunfo en Bahrein 2014 (15 carreras), Toyota volvió a ganar, encontrando en esta victoria una cierta compensación por el amargo traspié de las 24 Horas de Le Mans.
Lo decíamos, en LMP2 también hubo grandes emociones, ya que la definición llegó sobre la parte final de la carrera cuando Stevens, a la sazón a cargo del Oreca 05, hostigaba primero y superaba después al Ligier JS de Senna (con Gonzalez-Albuquerque), para doblegarlo finalmente, en medio de rezagados y una pista que ya estaba bastante sucia, por algo menos de tres segundos, diferencia mínima al cabo de seis horas de competencia.
De esta manera el equipo G-Drive Racing, con Stevens-Rusinov-Brundle, consiguió su primera victoria del año, cortando una racha negativa de seis carreras sin ganar. Completó el podio, el equipo Signatech (Alpine A460) con Menezes-Lapierre-Richelmi.
Ambas divisiones del GTE, no estuvieron a la altura de los Prototipos. En la mayor –Pro- Ford repitió el 1-2 de ayer en clasificación, aunque invirtiendo el orden, con Priaulx-Tincknell llegando por delante de Mucke-Pla y postergando por 41 segundos a la Ferrari 488 de Bruni-Calado.
En GTE Am, nueva victoria de Dalla Lana-Lauda-Lamy con el Aston Martin Vantage V8, con 23 segundos de ventaja sobre la Ferrari 458 Italia de Perrodo-Collard-Aguas.

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