Poco después de cumplir su primer cincuentenario, el Ford Mustang ya dejó de ser ‘solo una cara bonita’ para la marca, convirtiéndose en un verdadero ejemplo de cómo hacer de un auto de nicho, un producto muy exitoso.
Según IHS Automotive, la última versión del ‘caballito trotador’, se convirtió en el cupé deportivo más vendido en el mundo en 2015.
Alcanzó cifras que más quisieran otras marcas generalistas para algunos de sus vehículos convencionales. El año pasado, se comercializaron 141.868 Mustang en todo el mundo.
Fenómeno propiciado en gran medida porque, la última versión, ya no es un producto a la medida de los gustos norteamericanos y a partir de una calidad muy mejorada, hizo valer sus virtudes básicas en diferentes escenarios globales.

Tal como de origen, presume de un generoso V8/5.0 litros que hace babear a los fanáticos del ‘gorgoteo del ocho en V’, pero también incorpora un motor más de acuerdo con los gustos internacionales, como es el EcoBoost V6/2.3 litros biturbo. Versiones ambas que, a partir de la internacionalización del modelo, satisfacen en gran medida los gustos de los clientes de deportivos vigorosos.
Es cierto que el éxito actual está firmemente ligado a una historia singular que convirtió, este auto-imagen del mercado de EE.UU, en un verdadero ícono, pero no fue menos cierto que esa fue la idea original que se plantearon sus creadores: “sacarle mucho lustre a la imagen y sentarse a esperar”…

Un prestigio que excedió en este caso el mercado de EE.UU, que sigue siendo su ‘coto de caza’ favorito y trascendió a Europa, convertida en el segundo mercado del Mustang, con más de 16.600 unidades reservadas en lo que va de 2016.
Este deportivo se fabrica para todo el mundo en la planta norteamericana de Flat Rock y su irrupción en los mercados, alemán, francés e inglés, también lo han convertido en el cupé deportivo más vendido del Viejo Continente.