La publicación en el Boletín Oficial corroboró lo oportunamente expresado hace varios días atrás y poco formalmente, vía twitter, por el ministro de la Producción, Francisco Cabrera, en relación a que los vehículos con precio por encima de los $350.000 (precio de venta de terminal a concesionario) serán gravados con un impuesto interno del 10%, porcentaje que se elevará al 20% en caso de los vehículos cuyo costo supere los $800.000.
En ambos casos, valores sensiblemente por debajo de los del régimen que caducó el pasado 31 de diciembre, que presentaban porcentajes del 30 y el 50% para unidades con precios sobre los $265.000.
Los nuevos impuestos, regirán también para motos, aviones y embarcaciones.
En el primero de estos casos, el 99% de la producción local de motos no pagará impuestos, ya que solo tributarán un 10% aquellas que superen el valor de $65.000 (siempre hablando de precios de venta a concesionarios).
Respecto a las embarcaciones, pagarán una tasa del 10% cuando se superen los $400.000.
Por otra parte, se eliminaron las distintas categorías que contemplaba el régimen anterior entre, autos importados y nacionales y nafteros y diesel.
La medida influirá en forma directa sobre los diversos mercados de los citados vehículos, especialmente el del automotor, ámbito que, según el gobierno, anticipó inversiones de más de u$s 3.800 millones comprometidos a 2017 para aumentar su capacidad de producción.
Estas medidas le dan marcha atrás a lo oportunamente expresado por el ministro de Finanzas y Hacienda, Alfonso Prat-Gay (vía cable de Télam del 18/12), en relación a que, a partir del 31/12/15, la totalidad de los impuestos internos dejarían de tener efecto, noticia que fue difundida por gran cantidad de medios locales entre los que nos encontramos.

No obstante el traspié, la medida fue celebrada, especialmente, por la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA), cuyo presidente en ejercicio, Enrique Alemañy, destacó oportunamente, “sin dudas, la modificación realizada por el gobierno, permitirá a las empresas contar con previsibilidad para planificar y aumentar la producción y comercialización de aquellas versiones de los segmentos de vehículos que se han victo afectados, aumentando la oferta de modelos y las fuentes de trabajo en la cadena automotriz”.
Alemañy, hizo hincapié en que esto posibilitaría, “la ejecución de una agenda de mediano y largo plazo, enfocada hacia una política sustentable en el tiempo, premisa que siempre hemos impulsado desde la entidad”.
Volviendo a la medida, esta será retroactiva al 1º de enero de 2016 y tendrá seis meses de vigencia (30/6), con el objetivo en ese plazo, de analizar el comportamiento del sector, supervisar los niveles de importación y realizar las variables que se consideren necesarias a favor de la industria y el empleo.
La publicación del nuevo decreto de impuestos internos en la edición de hoy del Boletín Oficial, con la firma del presidente Macri, pone fin a una semana de dilación, durante la cual, el mercado automotor local estuvo poco menos que “a la deriva”, sin precios ni operaciones, cosa que sugirió duras negociaciones entre diversos ámbitos de poder del nuevo gobierno y la industria automotriz local, siempre atenta al manejo de su negocio, aunque con escasa sensibilidad social.
A partir de la implementación de los nuevos impuestos internos, se estima una baja generalizada de los precios de los vehículos, aunque en nuestro caso, esta referencia está fuertemente influenciada por una justificada expresión de deseo que la destaca.
La manipulación a la que fue sometido el tema impuestos internos por todas las partes involucradas y la dilación de su definición, no hacen presagiar, a futuro, intervenciones que se destaquen por su transparencia y ejecutividad.
R.D.