Grandes autos y grandes intervalos caracterizaron a la participación de Toyota en las 24 Horas de Le Mans, una de las pocas joyas de la corona que aún no ha conquistado (junto con un GP de F1 y el Dakar).
Todo comenzó en 1985 con dos modelos 85C y resultó un inicio alentador, con uno de ellos finalizando la carrera al cabo de todo un día de competencia (tripulado por Nakajima-Hoshino-Sekiya).
En 1992 se inició la saga TS, con tres TS 010 en línea de largada, uno de los cuales (Raphanel-Sekiya-Acheson) llegó segundo, en lo que fue el primer acceso de la marca al podio.
Con la desaparición de la clase Sport 3.5 litros, Toyota volvió a Le Mans en 1994 con el 94C-V que, con Martini-Krosnoff-Irvine, repitió el segundo lugar conseguido en el ’92.

Cuatro años después, la marca retorna con el TS 020 (conocido como GT One) modelo con el que compite también en 1999, logrando un nuevo segundo puesto en esta ocasión con Katayama-Suzuki-Tsuchiya.
A pesar de tutearse con el podio, debieron transcurrir 13 años antes del regreso oficial de Toyota a La Sarthe en 2012 con los TS 030 híbridos, ocasión en que, nuevamente, logra un segundo lugar con Davidson-Sarrazin-Buemi.
Dos años después, con el TS 040 Hybrid, lideraron gran parte de la prueba, sin embargo, una falla menor los privó de un triunfo casi seguro, aunque a modo de compensación, la marca se coronó Campeón Mundial de Resistencia.
Para 2016, Toyota promete el TS 050, un vehículo que será el resumen de este largo romance con Le Mans, que se hace rogar por un final feliz entre la marca líder y la carrera más importante del mundo.