Especiales
NOSTALGIA
PEBBLE BEACH, UNA HISTORIA SIN TIEMPO
18/08/2015. Único escenario mundial, junto con Goodwood y Villa d?Este, donde un clásico de la década del ?20 rivaliza, de igual a igual, con el último de los Lamborghini, la muestra americana cumplió 65 años durante los cuales pasó, de una exhibición de un solo día, a una semana completa con el auto como eje en todas sus expresiones.
Lo decíamos al comienzo, Pebble Beach y su Concours d’Elegance, el Festival of Speed de Goodwood y el Concorso d’Eleganza de Villa d’Este, le brindan al amante de los autos, posibilidades ciertamente universales de múltiples interacciones.
En un espacio insospechado hasta no hace mucho tiempo atrás, donde no existen parámetros de modernidad, tecnología o tendencia y donde solo el tiempo es el ecualizador, gran parte de la historia del auto se manifestó hasta en sus aspectos culturales más insospechados, esta vez en California, cerca de la frontera mejicana.
Encuentros, carreras, subastas, exposiciones, seminarios y fiestas sustentaron un movimiento comercial fenomenal en una gran feria que no tuvo nada que envidiar a los salones más prestigiosos y populares del mundo como Frankfurt, París, Ginebra o Detroit.
Es más, la realización de Pebble Beach, propone más prestigio y posibilidades comerciales a un mayor abanico de clientes de diversos tipos.
En esta última edición, Lamborghini dio a conocer la última versión de su Aventador de 700 CV y más de u$s 400.000; la cristalería Lalique presentó un libro sobre su historia de “mascotas de autos”, más conocidos como ornamentos de tapa de radiador; Rolex, Credit Suisse y otros patrocinaron lanzamientos; Kia se lanzó al mercado de lujo con pruebas de manejo de su berlina K900 de u$s 54.000; un Porsche que perteneció a Steve McQueen se subastó en u$s 1.950.000 y otro, el 956 ganador de Le Mans en 1983, rompió todos los records con u$s 10.120.000!!!...
Las reuniones de la semana se extendieron por toda la región de Monterrey, cercano al circuito de Laguna Seca, donde se destaca Carmel, el pequeño pueblo obrero del cual fue alguna vez intendente el mismísimo Clint Eastwood (se lo suele ver en su casa de campo y el hotel que todavía posee), donde se realizó el Concours d’Limones, para los peores autos de la historia (abundan los Ford Edsel y Pinto, Chevrolet Corvair, AMC Gremlin, Subaru SVX, etc).
Y el último domingo llegó el máximo acontecimiento celebrado, como siempre, en la calle 18 del campo de golf de Pebble Beach, la elección del ganador del Concours d’Elegance, donde marcas legendarias como Bugatti, Cord, Dusenberg, Hispano-Suiza, Bentley, Maserati, Ferrari, Rolls Royce, Alfa Romeo, etc le dan sentido a la muestra disputándose el título de Best in the Show. Esta vez con una expectativa inusitada a partir de que el último vencedor había sido un modelo ’54 (una Ferrari carrozada por Scaglietti), demasiado actual para la propuesta original de la parada, lo que hizo temer por una tendencia hacia el modernismo preocupante en algunos círculos tradicionales de Pebble Beach.
Sin embargo, la victoria de un estupendo Isotta Fraschini Tipo 8 de 1924 le devolvió el alma al cuerpo a más de uno…
Entre las innumerable subdivisiones de vehículos a concursar, este año se destacaron también, los deportivos británicos de antes de la IIªGuerra, las Ferrari y la celebración del 75º aniversario del Lincoln Continental.
Se calcula que los coleccionistas desembolsaron unos u$s 400 millones en clásicos que cambiaron de manos, 85.000 visitantes dejaron u$s 50 millones en concepto de hotelería, comidas, tragos y combustible repartidos por la zona y, como en todas las ediciones anteriores, las organizaciones benéficas recibieron los ingresos de todos los Concours.
Una semana de excesos que hasta provocó atascamientos fenomenales en la California Highway 1, pero todo valió la pena para asistir a la gran muestra, ceremonia monumental donde se le rinde culto al auto de las más diversas formas, en principio, premiando su prosapia y elegancia…