“El nuevo diseño se complementará poniendo énfasis en la comodidad sobre la deportividad, la amplitud de los espacios y un carisma que haga sentir al usuario como en su casa. Queremos esas cualidades de vuelta en Citroen…”, el comentario de la responsable de diseño de Citroen, Linda Jackson, deja en claro el objetivo, como decíamos al principio, que marca una búsqueda por diferenciarse de sus parientes en PSA.
La propia Jackson avanza sobre una teoría que contempla, “hasta el amor y el odio por un diseño, pero que siempre sea reconocible”.
E insiste, “esto podría tomar tiempo, pero si queremos dar un paso adelante, debemos ser valientes”.

Una estrategia que no desecha la modernidad, a partir de una impulsión híbrida plug-in que utiliza, el motor naftero THP de 1.6 litros y 218 CV combinado con un motor eléctrico de 95 CV que actúa sobre el tren posterior (alimentado por batería de iones de litio y que puede recargarse en tres horas y media a través de tomacorriente doméstico).
El sistema, cuenta con una función de impulso que puede poner a disposición del conductor hasta 313 CV, lo que le permiten un 0-100 km/h en apenas 4s5/10…

No obstante, la clave del concept Aircross, está en sus estilizados faros delanteros, en el distintivo logo de Citroen, en los pocos cromados, en la presencia de materiales duraderos y agradables al tacto (teflón y aluminio pulido) y en un interior con “espíritu sofá”, a la vez acogedor y confortable.
El nuevo diseño propone una evolución de los airbumps que, a modo de “protección estética” ya se advirtieran en el C4 Cactus (ahora en panal de abeja de aluminio con goma).

Según se supo, muy poco cambiará la versión de serie de este prototipo cuando se decida su producción, que podrá parecer exagerado en algunos aspectos, pero que también expresa un fuerte indicativo de querer marcar las diferencias.