Industria Automotriz PANORAMA

CUBA: NUEVO, PERO EFIMERO PARAISO DE CLÁSICOS

29/12/2014. Ante la probable apertura del mercado cubano, a partir del acercamiento con EE.UU, un parque de más de 50.000 autos de antes de la revolución del '59 hizo frotar las manos a coleccionistas de todo el mundo. Sin embargo, por cada joya escondida, hay cientos de batatas golpeadas, con poco de original y que solo circulan a través del ingenio y la capacidad de los usuarios cubanos.



Más allá de lo surrealista que proponen vehículos de los 50-60 poblando las calles de una ciudad actual, un buen número del parque que compone el tráfico cubano, es fiel reflejo de una de las etapas más importante del automóvil norteamericano, la época de las colas, cuando cada constructor doblaba la apuesta para tratar de que sus productos tuvieran la parte trasera más original, llamativa y a la vez exclusiva del mercado.
Ante tal combinación e incentivados in extremis por el descongelamiento de las relaciones entre los EE.UU y Cuba, el probable levantamiento del embargo comercial unilateral que pesaba sobre el país caribeño y la también presumible apertura del mercado cubano, no llamó la atención que coleccionistas de todo el mundo, poco menos que se relamieran ante la posibilidad de hacerse de tan valiosas como limitadas piezas.
Como decíamos en el inicio, más de 50.000 vehículos de antes de 1959 conforman el parque vehicular cubano, con ejemplares tan emblemáticos que hasta pudimos conocerlos por nuestras calles, como los Ford de 1954 y ‘59 que utilizaba la Policía Federal Argentina, los muy apreciados Chevrolet BelAir del ’57 (que en su versión cupé, no tenían parantes laterales), los Oldsmobile Dynamic 88 y 98 que lucían cargados de cromados y los Cadillac ElDorado, la suprema manifestación de lujo y ostentación.


La gran mayoría de ellos habían llegado a Cuba cuando la hermosa isla era considerada por muchos como el prostíbulo de EE.UU (así quedó bien reflejado en la segunda parte de El Padrino) convirtiéndose, a partir de las consecuencias que trajo aparejadas el embargo norteamericano, en el parque móvil más importante de todo el país.
Sin embargo, un campo de acción que en los números resultaba increíblemente fértil para cualquier coleccionista, achicó considerablemente sus posibilidades a partir de una realidad inequívoca, la que propuso el paso del tiempo.
Efectivamente, el embargo no solo trabó el ingreso de nuevos modelos, sino también la llegada de repuestos y piezas de recambio, por lo que al desgaste propio por el uso de cualquier vehículo, hubo que sumarle soluciones de compromiso resueltas con mucho ingenio y creatividad, pero no siempre con los elementos adecuados (techos de lona reemplazados por plásticos, motores originales que cedieron su lugar a los más económicos diesel, etc).


Situación a la que se sumó el precario estado de las rutas y carreteras cubanas, cosa que afectó todavía más el estado general de los baqueteados vehículos, ya condicionados por un escenario de escasez crónica.
Por estas razones, los coleccionistas deberán moderar sus expectativas, inclusive si los EE.UU levantaran totalmente el embargo comercial que impusieron a Cuba cuyo régimen, además, aprobó una ley que prohíbe la salida del país de unos 2.000 vehículos seleccionados.
En este contexto, no es raro asistir a algunos sacrilegios, como la instalación de un motor Mitsubishi diesel en un Chevrolet ’57 ó de un V8 de los 70 (vaya a saber como se consiguió…) sobre un Chevy similar y donde abundan, plásticos, alambre de gallinero, cinta adhesiva…
Los Chevrolet son los más comunes, pero también hay Ford, Buick, DeSoto, Plymouth, Oldsmobile y no solo de la década del ‘50, sino anteriores, que no escapan de las generales de la ley en cuanto a estado y mantenimiento.


Según Automotive News, el fundador y presidente de la muestra Amelia Island Concours d’Elegance, Bill Warner, anticipó, “hay una gran cantidad de estadounidenses que sueñan con encontrar un auto especial o raro en Cuba, pero en su mayor parte, los autos que se ven por televisión o en fotos, están bastante deteriorados. Hay mejores unidades en los EE.UU y para los coleccionistas serios, lo que hoy podría ser una novedad, muy pronto desaparecerá”.
Por otra parte, el levantamiento de las restricciones a Cuba, podría ayudar a los propietarios isleños a conseguir repuestos básicos, con los que podrían mejorar el funcionamiento de los vehículos en muchos casos.
Una perspectiva que no habría que dejar de lado ya que, la mayoría de estos verdaderos caballos de batalla (como, por ejemplo, los taxis), son muchos más valiosos en Cuba que en EE.UU y sin tantas piezas originales que valoran los coleccionistas, sin embargo, proporcionan ingresos cruciales a sus propietarios.

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