El primer ministro de Francia, Manuel Valls, anunció un nuevo sistema que se utilizará a partir de 2015, para el seguimiento e identificación de los vehículos más contaminantes, lo que llevaría a controlar y limitar el ingreso de los mismos a las urbes más importantes del país.
Al anunciar el nuevo sistema, Valls, citó puntualmente a los diesel como “un error” de los fabricantes franceses, remarcando que, “vamos a modificar esto de manera pragmática e inteligente”, luego de constatarse que, al menos el 80% de los automovilistas de Francia, manejan vehículos impulsados por motorizaciones diesel.
Las medidas que comenzaron a vislumbrarse fueron, una reducción de la ventaja fiscal que hasta el momento tenían los vehículos diesel y el gravamen con un dos por ciento al denominado impuesto al consumo que pesa sobre el gasoil.
Las reglas implementadas, podrían significar una nueva señal de que el predominio actual de los diesel en Europa sufriría una fuerte desaceleración, que podría llegar hasta el ostracismo de los vehículos impulsados por motores alimentados por gasoil.
La combinación de estas medidas con una futura legislación más estricta sobre emisiones, el alza programada del precio del gasoil y motores nafteros cada vez más eficientes, podrían acentuar todavía más la tendencia.
Vale acotar que Europa fue históricamente el continente con mayor cantidad de usuarios de vehículos diesel, con un 55% del parque total de unidades.
Están medidas podrían tener su correlato en Inglaterra, donde ya se insinúan planes para la denominada ZULE (Zone Ultra Low Emissions), un área bajo control de emisiones en Londres que podría ser implementada desde 2020, donde, además, se gravarían fuertemente los vehículos diesel que no cumplan con los últimos estándares en materia de emisiones de la Unión Europea.