Rivalizando con las versiones “M” de BMW, “S” de Audi y AMG de Mercedes, Cadillac decidió hacerles frente con este CTS-V, sobretodo en el mercado de los EE.UU, que si bien no sugiere demasiado con su aspecto, guarda su carta de triunfo bajo el capot.
Se trata del motor LT4, un V8 de 6.2 litros llevado hasta los 640 CV y con un torque de 87 kgm, al cual va acoplada una caja ZF A8 (con levas al volante), que le permiten acelerar de 0 a 100 km/h en apenas 3s7/10 y una escalofriante máxima de 320 km/h…
La característica de la marca no lo habilita estéticamente desde la deportividad, ya que luce poderoso, pero guarda las formas en cuanto a sobriedad y tradicionalismo.


Esto se advierte también en el interior, aunque se puede optar por butacas Recaro en lugar de los asientos delanteros y algunos detalles en fibra de carbono para dotarlo un cierto carácter de competición.
La propuesta del Cadillac CTS-V quizás no sea excluyente para un potencial cliente de versiones deportivas como las que citamos, sin embargo, reúne lo mejor de dos mundos tratando de compatibilizar los gustos del usuario estadounidense más tradicional, con la performance deportiva más extrema que haya tenido jamás la lujosa marca americana.
A partir del próximo Salón de Detroit podrá verse hasta donde la propuesta de este Cadillac convence, ya que casi a la par se iniciarán las entregas a los concesionarios de la marca.