La empresa había decidido su cierre a fines de 2012 y el retardo se debió a las negociaciones con sindicatos y distintos sectores sociales de la región aledaños a Genk, no solamente por el destino de los 4.300 operarios, sino porque la cifra creció hasta 11.800 personas al sumársele los proveedores de las más diversas gestiones.
Al respecto, el estudio sobre la cifra final fue realizado por la Universidad de Hasselt, cercana a la planta, convocada para estimar el costo social del cierre.
El gobierno local se mostró “consternado” por lo que consideró que era un “duro golpe para la economía del país”.

El último vehículo que salió de la línea de producción de Genk, fue un furgón Galaxy blanco que, firmado por una buena parte de los operarios, será donado a una organización con fines benéficos y, tal como adelantamos, la producción de Mondeo, S-Max y Galaxy se trasladará a la planta española de Valencia.
Ford mantendrá en actividad en la fábrica a unos pocos cientos de trabajadores en los próximos meses para proceder al desmantelamiento definitivo de la que otrora fue una de las principales plantas de la marca en Europa.
A la fábrica de Genk, se le sumarán los cierres de la factoría de Southampton y la de estampado de Dagenham (donde hasta hace 10 años se hacía el Fiesta) ambas localizadas en Gran Bretaña.