En el caso de Fiat, según el secretario general del sindicato Fim-Cisl, Giuseppe Terracciano, “la medida es necesaria debido a la desaceleración del mercado a poco de fin de año”.
La casa italiana suele utilizar esquemas de suspensiones temporales, respaldados por el Estado italiano, para evitar la sobreproducción, aunque con intención de mantener mano de obra especializada dentro del país, cuando la demanda es menor.
Algunos de los 1.950 empleados suspendidos, de los 4.500 que tiene la planta de Pomigliano, se incorporaron desde marzo, acordando con la empresa los llamados “contratos de solidaridad”, en virtud de lo cual y ante casos como este, se comprometen a trabajar menos, con menores remuneraciones, aunque conservando su empleo.

Por el lado de Ford, la suspensión de la producción del Fiesta durante 11 días en la planta de Colonia, se debe a similares motivos que, en este caso, afectan a un verdadero campeón, el segundo modelo más vendido en Europa que, curiosamente, había registrado un fuerte aumento en la comercialización en los siete primeros meses de 2014 con 190.816 unidades vendidas en relación a las 175.433 de 2013.
El recorte de la producción en la planta alemana afectará a 4.000 empleados, que recibirán subvenciones de acuerdo a un programa especial que se utiliza en casos como este de trabajos a corto plazo. Dicho plan fue muy utilizado por numerosas empresas alemanas durante la crisis 2008-09, lo que les permite preservar puestos de trabajo cumpliendo con menos horas de trabajo cuando las circunstancias lo requieren, con el gobierno haciéndose cargo de compensar a los trabajadores por los salarios no percibidos.