Sensibles cambios técnicos, convierten a una de las berlinas más lujosas en una alternativa deportiva que poco menos que le da origen a un nuevo segmento…
Síntesis que no requiere de gran despliegue, sino optimizar lo presente con el potencial de una marca siempre atenta al espíritu que buscan sus clientes.
Lo consigue a través de una intervención sobre el actual motor V8/6,75 litros biturbo, que lo llevó de 510 a 535 CV y cuyo torque aumentó de 54,4 a 58,6 kgm a 1.750 rpm, lo que mejoró en 2/10 el 0 a 100 km/h (ahora, 4s9/10) y en casi 10 km/h su máxima, ahora fijada, según fábrica, en 305 km/h.
No obstante este incremento y a través de un sistema de desactivación de cilindros, que hace de este poderoso V8 un manso V4, las emisiones disminuyeron respecto a la versión anterior y de 393 gr/km se pasó a 342 gr/km de CO2.

También contribuyó a la optimización de sus posibilidades el recalibrado de su caja A8, aunque conserva una opción “S” que mantiene el régimen del motor por encima de las 2.000 rpm para facilitar una respuesta más rápida del turbo.
El Bentley Mulsanne Speed incorpora el modo de conducción Sport, que endurece las suspensiones de aire y reajusta la dirección, trae llantas de 21”, parrilla, faros delanteros y traseros presentan un tinte oscuro y propone cuatro nuevos colores.

En el interior, ofrece de serie la terminación Mulliner Driving Specifications, más cuero, adornos metálicos e identificaciones varias, que era opcional en la versión normal del Mulsanne.
El nuevo Speed se presentará en el próximo Salón de París, donde se abrirá la cartera de pedidos por esta berlina deportiva que se venderá desde fin de año en Inglaterra a un precio de 252.200 libras esterlinas.