“Tengo más hambre, soy de Stevenage. Rosberg se crió entre yates, aviones y autos caros”, lanzó, pocas horas antes de iniciarse la actividad en el circuito de Montecarlo, Lewis Hamilton.
El inglés, iniciaba así una escalada que, por ahora, terminó al cabo de la prueba, cuando no se presentó para la foto del equipo celebrando el 1-2 conseguido en la carrera.
En medio, hubo un claro malestar de Hamilton cuando Rosberg logró su mejor tiempo de vuelta en clasificación sobre el final de la Q3 antes que él y en el giro siguiente se despistó, lo que provocó la aparición de banderas de precaución que impidieron que el propio Hamilton pudiera batirlo.
Con su gesto y algunas ironías al respecto, Hamilton sugirió que Rosberg lo había hecho a propósito –tal como Schumacher varios años atrás- y a pesar de que las investigaciones posteriores, vía telemetría del equipo y hasta un elocuente bloqueo de una de las gomas del Mercedes de Rosberg, demostraron que el alemán no había alterado su conducción en la zona del despiste, nadie le puso sacar de la cabeza a Hamilton que Rosberg había pasado de compañero de equipo y, eventualmente rival, a enemigo directo.

Sin que nada modificara esta presunción, un nuevo capítulo se sumó a la escalada durante la carrera.
Fue cuando los Mercedes pararon con pocos segundos de diferenta entre si para reponer neumáticos y Hamilton, vía radio, se quejó con el equipo diciendo que él hubiese preferido parar una vuelta antes.
E insistió sobre el tema en la tensa conferencia de prensa posterior a la prueba: “Si estaba en McLaren paraba en la vuelta anterior, ahí yo podía elegir, ahora depende de quien esté adelante…”, deslizó sin inmutarse.
En el podio principesco, no saludó a su compañero de equipo vencedor de la carrera, lució en todo momento una expresión inmutable pese a su segundo lugar y tampoco se presentó para la foto de todo el equipo cuando se celebró el 1-2 logrado en la carrera más prestigiosa del certamen.

Nadie sabe hasta el momento que fue lo que detonó este cambio de actitud de Hamilton respecto, no solo a Rosberg, sino también en relación al equipo, lo que si podemos aseverar es que no es la primera vez que sucede lo mismo con el inglés.
Así ocurrió cuando era compañero de equipo de Alonso en McLaren, con resultados negativos para la gestión de ambos y del equipo, que luego provocaron la partida del español.
En este caso, sin embargo, este enfrentamiento, que tiene en Hamilton al más agresivo, podría resultar hasta beneficioso para la categoría.
Para los que pensaban que el G.P de Mónaco, en el revirado circuito de Montecarlo, podía proponer una alternativa cambiante respecto a lo que habían mostrado las carreras anteriores, las primeras vueltas que dieron los F1 en el Principado les demostraron todo lo contario.

Continuó el dominio de los autos alemanes que, si bien no sacaron tanta ventaja como en otros escenarios, creemos que esto se debió a que Montecarlo es uno de los circuitos que registra menor tiempo por vuelta y, por lógica, las ventajas fueron menores debido a eso.
Con este planteo, podríamos asistir a una temporada tan lineal como aburrida, todavía peor que como lo viene siendo respecto a sus protagonistas.
Por eso, el enfrentamiento con Rosberg, impulsado por un Hamilton iracundo y, aparentemente, sin motivo aparente, podría llegar a ser lo que brinde la expectativa que la categoría todavía no ha podido despertar en cada una de sus presentaciones en pista.
Mientras esto va camino a concretarse, el duelo Hamilton-Rosberg, parece ser lo más interesante que la F1 está en condiciones de mostrar.
RD