Opinión
TC: DESPUÉS DE CONCEPCION
LA POL?ICA CONDEN?AL DEPORTE
18/05/2014. Respondiendo más a intereses políticos que a estrategia de la categoría, en poco menos de 90 días se celebraron tres carreras en suelo entrerriano. Paraná, Concordia y Concepción, conformaron un torneo dentro del torneo, sin que hubiera un motivo, salvo el interés apuntado, que lo justificara. La necesidad por concretarlo hizo que la primera carrera no tuviera el marco de público acostumbrado y en las dos restantes, la presencia de la lluvia, desnudó serias falencias de infraestructura, haciendo de este minitorneo una pobre mueca del automovilismo que no queremos.
Creímos que la desmedida búsqueda por el espectáculo era uno de los males más notorios del automovilismo actual, sin embargo, en este arranque del Campeonato Argentino de TC 2014, apareció otro componente que antepone sus intereses sobre el deporte automovilístico tal como lo conocemos, la política.
Las urgencias políticas del gobierno de Entre Ríos fueron el factor impulsor, como decíamos, de una especie de “campeonato dentro del campeonato” que no tenía razón de ser bajo otras circunstancias que no fueran los apurones citados.
Y como suele suceder siempre que “tratándose de automovilismo no se hace automovilismo”, detalles menores –que resultaron mayores en estos casos- dejaron al descubierto intenciones y efectos que poco bien le hacen a la genuina práctica del deporte.
La reubicación de la fecha de Paraná hizo que la concurrencia no fuera la esperada en la tradicional y probadamente exitosa plaza del TC y las lluvias que cayeron sobre los dos recientes “teceódromos” que implementó la provincia, Concordia y Concepción del Uruguay, dejaron al descubierto problemas de infraestructura, solo achacables a la premura con que se implementó esta trilogía inédita de competencia entrerrianas.
Para colmo de males, esto se concreta en medio de un claro dominio de Chevrolet (especialmente Rossi, Ortelli, Ledesma, etc) que está haciendo de cada presentación de la categoría un aburrido paseo de la marca –hoy, por ejemplo, Rossi ganó con un lastre de 30 kilos y Canapino fue 2º cargando 20 kilos extra- con esporádicas apariciones de algún que otro Dodge como los de Ardusso o Spataro y que brinda oportunidad a la aparición de nuevos nombres (Ponte, Trucco, Trosset, etc), lo que resiente todavía más la gestión deportiva de la especialidad, donde rara vez un Ford se clasifica entre los 10 primeros.
Esto no quita que la carrera de hoy en Concepción no haya sido todo lo exitosa que se propusieron las partes intervinientes, con una cantidad de público que superó las expectativas (se habló de unas 40.000 personas) y que, pese a lo apuntado, afrontó todas las vicisitudes propuestas por lluvia, barro y accesos y lugares inapropiados, especialmente, por el interés propio de una zona de influencia que el TC no visitaba.
Sin embargo, los que solo hablamos de automovilismo tenemos la obligación de analizar fenómenos como este y concluir en que, a menudo, los éxitos no significan que las cosas hayan sido bien hechas, sino que responden a otros parámetros que tienen que ver más con negocios, oportunidades o desconocimiento que, convenientemente ocultos como en este caso con la euforia y demagogia que propone la política local, generalmente tapan lo poco que queda de deporte automovilístico.
RD