Los kei-cars nacieron en Japón en 1949 para impulsar el crecimiento de la industria automotriz luego de la IIª Guerra Mundial fomentando, además, el uso de vehículos pequeños y económicos, en un país que no tenía mucho espacio y necesitaba ahorrar en combustible.
Así fue como se armó una categoría fiscal, que no tenía otro requisito establecido más que, largo, ancho, alto, cilindrada del motor y potencia determinados y quien fuera capaz de fabricar un auto dentro de las características citadas, obtendría como beneficio reducciones en impuestos y seguros.
Dichas características evolucionaron con el paso del tiempo, pero para que tengan una idea de cómo empezó todo, el primer paquete de dimensiones, proponía: 2m80 de largo, 1m00 de ancho, 2m00 de alto y admitía motores de 150 cm3 (cuatro tiempos) o bien de 100 cm3 (dos tiempos), sin especificar potencia.

En la actualidad (normas establecidas en 1998) las cotas indican: un largo máximo de 3m40; ancho máximo, 1m48; alto máximo, 2m00 y los motores deben ser todos de cuatro tiempos, 660 cm3 y con una potencia máxima de 64 CV.
Estas dimensiones provocaron vehículos verdaderamente curiosos, producidos por los mismos fabricantes nipones que conocemos, como los exitosos minifurgón y miniutilitario N-Box y N-One de Honda, lo que llevó a la marca a insistir, aunque esta vez, con un desarrollo moderno y atrevido bajo el formato de un roadster que tuvo, en el S600 de los 60, a uno de sus precursores (precisamente, un ejemplar de este último es propiedad de Honda Argentina y hasta participó en varios clásicos vintage en nuestro país).

El nuevo kei-car S660 que Honda lanzará al mercado nipón, solo tiene dos plazas y está motorizado por un Honda naftero, de cuatro cilindros y 0,6 litros, sobrealimentado, que desarrolla los 64 CV máximos de rigor y el resto de las medidas están encuadradas en los parámetros que citamos, sin sorpresas…
Lamentablemente, este bonito roadster no se exporta y la presencia de algunos ejemplares en distintos mercados, solo responde a acciones promocionales de la marca en esos escenarios, sin embargo, no deja de enseñar lo que se podría lograr en materia de diversión, aprovechamiento del espacio, economía, bajas emisiones y estilo aún con rígidas normas que se impusieron, por otras necesidades, hace más de 60 años atrás..