Con el Peugeot 2008 vendiéndose satisfactoriamente, no resultó difícil para Citroen idear un vehículo similar, aprovechando elementos del primero, aunque con filosofía, personalidad y estilo propios.
Gestión bastante habitual entre las marcas que integran grupos, especialmente, cuando el objetivo está centrado en mercados tan interesantes como el chino.
De esta forma, Citroen se nutre con un vehículo que será la entrada de gama al segmento de los TT de la marca, aprovechando también, para sumar un modelo más a una cartera que, sin dudas, se resentirá con la partida de DS.
El concept SUV compacto/crossover de Citroen se presentó en Pekín con un formato bastante definido, lo que sugiere una entrada en producción relativamente cercana.

La filosofía de la marca se manifiesta en una distancia entre ejes de 2m65 que lo erigen en el crossover con mayor entreejes del segmento, garantizando muy buena habitabilidad, sobretodo, para los ocupantes de la fila posterior de asientos.
Trae llantas de aleación de 17”, cosa que, junto con varios adhesivos estéticos, le confieren al C-XR una dinámica muy deportiva y fresca.
No obstante estar decididamente apuntado al TT light, fue equipado con el potente naftero 1.6 THP de más de 160 CV, en este caso, acoplado a una caja A6 y contando con sistema Start&Stop y, tal como otros crossover de la marca, no incorpora tracción integral (alternativa habitual en PSA que se iniciara con el Peugeot 3008), compensando esto con la inclusión del sistema Grip Control y neumáticos con dibujo polivalente.