Hasta que sucedió lo de Maldonado-Gutierrez, el GP de Bahrein había sido tan chato como las dos carreras anteriores.
Con abrumador dominio de los Mercedes, escapado Hamilton de Rosberg, y atrás de ellos, una interesante fila india donde descolló una fantástica largada de Massa que saltó del 7º al 3º lugar al llegar a la primera curva, el gran ritmo de los Force India, Bottas con el otro Williams y luego, Mc Laren, Red Bull y Ferrari…
Prueba palpable de que el dominio de Mercedes se extendía bastante más allá del 1-2 oficial, con por lo menos seis autos equipados con motores germanos escoltando a los inaccesibles líderes y lo que fue más elocuente, ocupando los lugares que en los últimos años parecían reservados para Red Bull y Ferrari.
Esto indica, a priori, que si bien el reglamento actual tiene varios puntos oscuros, algunos de ellos arrastrados de temporadas anteriores, la gestión de Mercedes Benz como equipo y hasta como proveedor de motores, es sin duda impecable, tanto, que hasta cambió el marcador de, por lo menos, los seis u ocho autos del pelotón de punta.

Con un paquete híbrido con baterías refrigeradas por líquido para su propio equipo y otro con baterías refrigeradas por aire para sus clientes, se da el lujo de dominar en forma abrumadora a esta nueva F1, con sus propios autos y a través de los de sus usuarios.
No obstante, esta notable gestión de la marca germana, no hace más que ponerle una mayor cuota de abulia a una F1 poco menos que condenada a crucerear por el bendito ahorro de combustible y que, cuando puede liberarse de esto, se lanza a acciones vibrantes aunque siempre rematadas por el infame DRS.
Si lo primero es absurdo, la triste vigencia del DRS (uno de los arrastres del reglamento anterior) acentúa la escasa cuota de deportividad que propone la categoría.
Ecclestone fue concluyente al declarar que, para él, esta F1 es “inaceptable”, sin embargo, él fue uno de los principales impulsores de medidas extradeportivas para la F1 como los neumáticos impresentables de la temporada anterior, el DRS, las detenciones ficticias por combustible y neumáticos de otras épocas, etc, etc.
El brillante inglés también vivió la era turbo de los 80, con motores que tampoco sonaban como los aspirados normalmente, sin embargo, es ahora cuando pide a gritos que los motores cambien su sonido…

Lo dijimos, la F1 debía cambiar para adecuarse al rumbo hacia donde va la industria del auto, mientras tanto el desafío será hacerla más competitiva, al menos, que todos se pongan a trabajar para acercarse a Mercedes…ese debería ser el primer paso.
Algo de eso fue lo que citábamos al comienzo, esos 15 minutos mágicos que, pese a la escapada de los Mercedes, mostraron un genuino rasgo de deportividad en la lucha intestina del equipo alemán liberados, tanto Rosberg como Hamilton, a una lucha franca con el único condicionamiento de un sutil “…chicos, tráiganme los autos enteros a casa” que llegó desde boxes.
Pero atrás de ellos, la fila india también mostró alta deportividad, con grandes trabajos de Pérez y Ricciardo (sobrepaso estupendo sobre su compañero Vettel), otro tanto por parte de Hulkenberg y consistentes los Williams.
Triste papel de Ferrari, con pocas excusas a partir de que sus dos campeones mundiales eximen a la parte conductiva y lenta recuperación de un Vettel batallador.
¿Demasiado poco?, puede ser, pero lo venimos diciendo en cada una de nuestra entregas con opinión, la F1 nunca se programó para que fuera de una manera diferente, solo para que siga proponiéndose como la categoría más exigente del automovilismo mundial y en Bahrein rayó a esa altura, por más que haya tenido que haber un accidente mayúsculo para que, finalmente, se pudiera asistir a una gran demostración…que apenas duró 15 minutos.
RD