No fueron buenas carreras, quizás, a favor del TC en Concordia, se podría argumentar que la lluvia le puso un matiz distinto que preanunciaba muchas emociones, y es cierto que las hubo, pero nada que ver con la lucha por el primer lugar…
Creo que la nueva F1 necesitará al menos media temporada para acomodarse y que se comience a perfilar el primer año de un cambio técnico que, además de dramático, está resultando muy traumático.
Las trompas feas, el sonido de los motores, la tecnología más compleja de los autos, etc, etc, propusieron, desde la primera fecha en Australia, parámetros que parecen haber sorprendido, desde los principales responsables y partícipes de la categoría, hasta comunicadores y público.
Sin embargo, la F1 debía cambiar.
A favor de la propuesta que sigue la industria automotriz mundial que cada vez más se inclina hacia el downsizing, el turbo, la recuperación de energía, el auxilio eléctrico, etc, etc.
Es hasta lógico que la irrupción de esta nueva propuesta le haya complicado la vida a todo el mundo en la categoría, últimamente, solo preocupado por la búsqueda patética del espectáculo a toda costa (DRS, gomas impresentables, etc).

Sin embargo, en medio de tanto desconcierto, el equipo Mercedes-Benz fue el único que trabajó en forma coherente y profesional en relación al nuevo desafío que proponía un cambio de reglamento y lo que hoy se vivió en Malasia fue prueba palpable de su acertado enfoque de la situación.
Consiguió un 1-2 incontrastable que, curiosamente, coincidió con el primer triunfo de la marca en la F1 allá por los 50, con Fangio-Kling al tope.
No es para lamentar esta superioridad, dejemos que los que emparejan para abajo sigan hablando de que este tipo de muestras “matan el espectáculo”, la realidad es que estos resultados deben de tomarse como los objetivos a seguir y no como otra cosa, la F1 siempre propuso apuntar hacia arriba, nunca para abajo…

Salvando la distancia, el horario, la lluvia y el barro, en el TC de Concordia, se pudo asistir a otra manifestación, aunque en el terreno individual, tan gratificante como lo fue el 1-2 de Mercedes en Malasia.
Es cierto que favorecido por un clima con presencia constante de la lluvia, pero no fue menos que la lluvia fue igual para todos y que, entre todos, hubo sin embargo, alguien que descolló como pocas veces vio una categoría cada vez más estandarizada hacia abajo.
Matías Rossi tuvo problemas en clasificación con la caja de su cupé Chevy, a tal punto que el inconveniente lo mandó al fondo del pelotón cuando llegó el momento de ordenar las series previas.
Desde el parcial y bajo una lluvia constante, dio una verdadera clase de manejo que lo llevó desde el 14º al 6º lugar y luego…

Largó la Final en el puesto 18º y con el mismo fervor y clase que puso en el parcial trepó sin vacilaciones durante las veintipico de vueltas de rigor e inclusive, llegó a tiro de podio a metros de la bajada de bandera, en una demostración de excepción que hasta una categoría como el TC, a la que se le ponen los pelos de punta cuando alguien se destaca tanto, debió de haber aplaudido…aunque más no haya sido en silencio.
Son demostraciones como estas las que siempre me alientan a seguir creyendo en que esta actividad es la mejor que hay cuando el verbo a conjugarse solo juega con la palabra deporte… RD