Mientras la marca prueba y le da los toques finales a la versión “S” de su cupé deportiva Continental GT V8 por rutas nevadas de Europa, especialmente por países cercanos al círculo polar ártico, un curioso comentario desprendido de dichas pruebas, nos llamó la atención…
Refería a las muy buenas posibilidades que, según el piloto de prueba de turno, ofrecía este modelo en relación a la versión normal sobre un escenario con adherencia comprometida a causa de hielo y nieve que, además de comportarse como elementos intrusivos importantes, aún sin estar presentes, fomentaban bajísimas temperaturas en el pavimento.
El comentario disparó la pregunta con que encabezamos y comenzamos a elaborar algunas disquisiciones.
Salvo que se trate de un piloto profesional o un probador muy experimentado quien lo sugiera, dudamos que los 507 CV del GT V8 estándar queden demasiado mal parados frente a los 528 del “S”, sobre todo, si como decíamos, estamos hablando de un vehículo de 2.300 kilos.
Sin embargo, una suma de pequeños detalles, entre los que se encuentra el que citamos en el párrafo anterior, puede hacer desbarrancar nuestra teoría.
Pero para comenzar a defender al nuevo GT V8 “S” comencemos por esos detonantes 21 CV de diferencia…

El motor del nuevo modelo, además de la diferencia de potencia, propone un torque de 69.3 kgm desde 1.700 rpm, con lo que también supera al modelo básico que tiene 67.3 kgm al mismo régimen.
Esto, básicamente, hace que el “S” acelere más rápido de 0 a 100 km/h (4s8/10 contra 4s5/10) y aunque no influye para que sea más veloz (302,5 contra 309 km/h) habría que agregarlo a la sumatoria final, sin embargo, seguimos dudando de la diferencia tan marcada que, según el probador, indicaron las pruebas.
Lo que en cambio si nos parece más determinante son unas suspensiones rebajadas en 10mm, con resortes cuya memoria elástica (básicamente, dureza) fue incrementada en un 45% adelante y un 33% atrás, acompañadas por una nueva barra antirolido trasera y manteniendo adelante la misma del modelo anterior, una sensible diferencia capaz de cambiar en forma destacada su comportamiento, sobre todo, en curvas rápidas y sectores más selectivos.
A esto se le agrega un ESP reprogramado para demorar su activación y lograr una conducción más neutra.
Creemos que en este último párrafo recién aparecen detalles determinantes que podrían hacer de esta variante “S” del GT V8 un auto sensiblemente diferente, sobre todo, en lo que tiene que ver con sus reacciones, cambios de dirección y dinámica general, si es que a eso se refería el probador de turno cuando, circulando con el GT V8 “S”, no pisaba nieve ni hielo sobre el asfalto.