Ambas son empresas que se caracterizan por un alto grado de innovación, ruptura y tecnología, creadas en gran parte, a imagen y semejanza de sus visionarios fundadores, el desaparecido Steve Jobs por un lado y Elon Musk por el otro y además, comparten áreas en Silicon Valley, California.
Evidentemente, si a Apple alguna vez se le hubiera ocurrido dedicarse a los autos, hubiera analizado profundamente la gestión de Tesla, además de por la cantidad de coincidencias que citamos, por el gran éxito que han tenido los vehículos eléctricos de la marca en los EE.UU.
Pues bien, parece que ese momento ha llegado, y que el gigante de la informática estaría sondeando la posibilidad de hacerse de Tesla.
Según el periódico californiano que publicó la noticia, si bien no está muy claro sobre los temas que se trataron entre el jefe de adquisiciones de Apple y Elon Musk,”…la reunión fué muy sugerente”.

Especialmente, si consideramos que Musk es un Jobs en potencia, capaz de crear un producto nuevo, con gran impronta rupturista como para cambiar las reglas de juego y poco menos que de la nada crear una industria madura.
Desde lo económico-financiero, la posibilidad también es factible, ya que si bien por estas horas Tesla vale en Bolsa unos cuantos miles de millones de dólares, Apple dispone de u$s 160.000 millones en caja y hace poco destinó u$s 40.000 millones a la recompra de sus propias acciones, por lo que la operación no debería ser complicada ni conflictiva.
Es cierto que la experiencia de Apple con vehículos es poco menos que nula, pero aquí entraría el know how de Tesla que, tal como hizo Apple con los smartphones cuando lanzó el iPhone, irrumpió en el ámbito automotriz con su Model S, dividiendo el tiempo entre un antes y un después en la industria del auto.

Otro detalle a tener en cuenta es la dificultad que tiene Tesla en aumentar su producción, sobre todo, porque no tiene una red de distribución que pueda apoyar su crecimiento. Al respecto, hay más de 500 Apple Stores repartidos por todo el planeta, por lo que los Tesla podrían tener un buen canal de distribución a partir de esto.
Y si bien los volúmenes de las unidades que maneja una y otra empresa difieren sensiblemente (Tesla vendió 6.900 autos en el cuatro trimestre de 2013, mientras Apple comercializó 51 millones de iPhone y 26 millones de iPads), la dinámica de esta última, junto con su capacidad financiera y gran experiencia con proveedores, podría incrementar en gran medida el crecimiento de la producción de Tesla.

Analizando, aunque más no sea por encima, parte de los datos que conocemos de ambas marcas, queda demostrado que Apple y Tesla no están tan alejadas como podría suponerse, sin embargo, sería imprudente que solo por esto pudiese asegurarse su vinculación.
No obstante, el juego está más abierto de lo que parecía al comienzo y los dos jugadores tienen todos los argumentos como para cerrarlo de manera ideal.