Opinión
TURISMO CARRETERA 2014
ABURRIDA Y PELIGROSA
09/02/2014. Curiosa combinación de palabras propuso la apertura 2014 del TC en Centenario, Neuquén. Un escenario con banquinas polvorientas que, cuando sopló el viento sureño y la tierra voló, pusieron una cuota de inseguridad que la categoría no se puede permitir. En la carrera, victoria incuestionable de Guillermo Ortelli desde el mismo momento en que el semáforo se puso verde y muy poco más?
Realmente, cuesta creer a cualquiera que se refiera al TC en términos de “especialidad profesional” cuando, a contramano de esta categorización, sigue mostrando facetas de un automovilismo chacarero, con todo el respeto que me merece el dignísimo adjetivo cuando se lo aplica en otras circunstancias y ante otros ejemplos.
En Centenario, esa campechana gestión corrió el riesgo de convertirse en algo peligroso no bien factores mínimos la alteraron, como ser un viento arrachado que corrió durante largos momentos del fin de semana automovilístico que vivió la provincia de Neuquén y que levantó verdaderas nubes de tierra que propusieron visibilidad cero en varios sectores del circuito, cuando, por ejemplo, corría su segunda serie el TC Pista el sábado a la tarde.
Lo de las polvorientas banquinas de Centenario no es novedad en la categoría más popular, es más, ha transitado otros escenarios similares que merecieron el mismo tipo de crítica, sin embargo, las lecciones anteriores parecen no haber sido aprendidas, todo lo contrario, tal como se vio en Neuquén, se repiten sistemáticamente.
En carrera, felizmente para el cierre del espectáculo, el viento no sopló y no ocurrió nada de lo que se temió y por lo que varios comunicadores complacientes poco menos que se persignaban y todo se transformó en un hecho casi anecdótico, aunque habrá que estar atentos para cuando el clima o las circunstancias jueguen de otra manera, el TC tiene una larga y triste experiencia al respecto.
En lo estrictamente deportivo, el triunfo de Guillermo Ortelli estuvo poco menos que cantado desde los primeros metros de la carrera.
Lo intentó Josito Di Palma (autor de la pole sabatina), pero le quedó muy grande la performance del séxtuple campeón de la categoría, sobre un Chevrolet que pareció bendecido por un reglamento que, según el presidente Mazzacane, “quedará cerrado durante todo el año”.
Tampoco pudo hacer mucho Facundo Ardusso que, si no pudo atacar a Di Palma, poco se le podía pedir respecto a Ortelli.
Ambos lograron, sin embargo, sus mejores performances en la categoría, lo que permite suponer una nueva generación en camino de los puestos de vanguardia, quizás lo más positivo que mostró esta apertura neuquina.
Esto determinó una carrera absolutamente lineal, escasa en emociones, con pocas maniobras de sobrepaso, salvo aquellas que coincidían con problemas mecánicos de los afectados.
Un lujo que el TC, como todas las categorías de autos con techo, no puede darse, porque si bien se puede aceptar que los monopostos, como la F1, se sigan “cronómetro en mano”, a partir de que entre estos los roces y las fricciones son sinónimo de roturas y abandonos, los autos cuyas carrocerías cubren los neumáticos y, para colmo, tienen impresionantes chasis-jaula de seguridad, tienen casi hasta la obligación de brindar espectáculos donde la chapa raspada sea la moneda de cambio…
El TC deberá demostrar durante el año que es capaz de hacer carreras que, por ejemplo, ni un viento fuerte ni otra alternativa similar, pongan en riesgo su realización y además, que puede ser una categoría tan competitiva como para brindar los espectáculos que les reclama la gente que paga para verlos.
RD