La cronología de anuncios disparó, casi automáticamente, la reflexión: ¿Qué intenta GM?
La sucesión se inició hace una veintena de días con la confirmación de que, a partir de 2016, la marca Chevrolet desaparecerá del mercado de la Unión Europea, trasladando sus operaciones en la región a Opel/Vauxhall.
La estrategia del coloso americano, según se explicó, tuvo que ver con que, eliminando a Chevrolet (marca que había experimentado un fuerte crecimiento en dicho escenario) esto le daría espacio de mercado y recursos económicos a la combinación germano/británica para crecer y lograr la rentabilidad que hoy no tiene.
Por otra parte, el destino de la marca en Europa, se aseguró a través de la venta solo de modelos emblemáticos, como Corvette y Camaro, y de su presencia en Rusia y en algunos países del Este europeo.

Pocos días después, GM oficializó que cesará la producción de Holden en Australia, aunque mantendrá su estudio de diseño y los modelos actuales se fabricarán en otros países.
Aquí, la situación fue diferente.
Según pudimos saber, la fabricación de vehículos GM en Australia se hizo insostenible por los altos costos, a partir del valor de la divisa local en relación al dólar y el escaso volumen de unidades que se produce.
Por último, horas atrás, GM anunció que venderá toda su participación en PSA Peugeot-Citroen (alrededor de 25 millones de acciones, que significan un 7%) ya que, dijeron, “no era necesario su apoyo al grupo francés”, que tiene bastante avanzado un acuerdo con la china Dongfeng.

La relación entre ambos grupos seguirá por la propia inercia de lo oportunamente acordado ya que el primer producto conjunto se verá en 2016.
Según ambas partes, la escisión se llevó adelante en buenos términos y la relación continúa siendo buena.
Estos pasos tan importantes dados por GM sugieren, a priori, que el grupo está tomando decisiones en relación a la búsqueda de rentabilidad, al menos, de una rentabilidad superior a la actual.
Aunque, paralelamente, también promueven una buena cantidad de interrogantes: ¿podrá finalmente Opel/Vauxhall dejar de ser un “lastre” para GM en Europa?, ¿qué pasará con los concesionarios Chevrolet en Europa y con los operarios de Holden en Australia?, ¿de que forma se verá afectada la imagen de Chevrolet en otros mercados?, son las primeras cuestiones que se nos ocurren, aunque estamos seguros que, de aquí a que toda esta nueva operatoria se implemente, aparecerán varias más.