Luego de abandonar el Campeonato Mundial de Resistencia, a Peugeot no le quedaron muchos caminos por transitar a nivel deportivo, una materia que siempre estuvo entre las prioridades de la marca francesa.
La F1, donde supo incursionar en los 90, le proponía erogaciones tan importantes como las que se intentaron contener retirándose del WEC.
Tampoco le sedujo la idea de entablar una lucha fraticida con Citroen en el Mundial de Rally y, mucho menos, enfrentarlo en el WTCC, donde esta última participará también en 2014.
Para hacer algo en las distintas versiones del GT, la marca no disponía de una silueta acorde, ya que el modelo top de la marca, el RCZ, no estaba a la altura de las circunstancias, en especialidades donde pululan, desde Aston Martin Vantage hasta Ferrari 458 y Porsche 911 RSR, pasando por Audi R8, Mercedes SLS GT, Corvette, Mc Laren MP4-12C, etc.

EE.UU no parecía la opción más indicada, ya que proponía, una trabajosa gestión para ingresar y un costoso desarrollo en el caso de Indy cars y también para los encorsetados Sport americanos, en un ámbito donde la marca no tenía presencia, que era muy distinto a todo lo que conocía y sin que sus probables éxitos trascendieran como los desafíos tecnológicos que se proponía Peugeot.
Sin embargo, hubo una salvedad, Pikes Peak, escenario que no le era desconocido y donde se podía dar un buen golpe de escena –como de hecho sucedió con el 208 T16- con repercusión mundial.
No obstante, la famosa y legendaria trepada, fue sólo una gota en el mar, que cumplió su cometido por una gran gestión de marketing, pero con la misma euforia con que se inició, declinó y finalizó.

Si a este panorama le sumamos, una situación compleja en Europa, la necesidad por promocionarse a través del deporte-motor, la oportunidad que ofrece una silueta ideal -208- por costos y popularidad para recaudar dividendos genuinos y su exitosa historia en el Dakar con 205 y 405, la posibilidad comienza a ser factible.
Y se potenció a partir de gran cantidad de rumores, que siempre, “algo traen…”, de algunas incursiones del 208 Pikes Peak en el circuito de Le Castellet (Marsella, Francia) como diciendo “¡aquí estoy…!” y de un reciente encuentro de Stephane Peterhansel, un sinónimo de Dakar, con los más altos directivos de Peugeot, nos encontramos ante una confirmación que, para que sea absolutamente real, solo necesitará de la palabra oficial de las partes, ya que todo lo demás está dicho…