Con una gama bastante nutrida de SUV compuesta por Q3, RS Q3, Q5, SQ5 y Q7 que sirve de marco a uno de los íconos de la impronta tecnológica de la marca, la tracción quattro, fue evidente que la familia se iba a agrandar.
Y lo hizo hacia uno de los formatos que todavía le faltaba, el de los TT pequeños.
Los antecedentes abundaban como para sugerirlo.
La presentación del VW Taigún y la del concept Crosslane definieron tamaño y estética, el resto, quedaba a cargo de la elección de propulsores y transmisiones y de la decisión final, que siempre tiene que ver con temas eminentemente comerciales y operativos y de estrategia general.

Por todo esto, no fue extraño que Audi comunicara oficialmente que el lanzamiento del Q1 tiene que ver con el exitoso rumbo de la marca en el ámbito de los SUV (se vendieron más de 1,5 millones de ejemplares desde cuando apareció el primero de la serie Q en 2006) consolidando la expansión de la marca para los próximos años, para lo cual tendrá que aumentar su gama de modelos y variantes, de 49 a 60 para 2020, apuntando a los dos millones de unidades vendidas por año a mediano plazo.

En este esquema, los SUV de la marca son de gran importancia y mucho más ahora, que este tipo de vehículos están viviendo un período próspero a nivel internacional.
Está calculado que el porcentaje de SUV en la gama Audi pase, de un aproximado 28% actual, hasta un 35% en 2020, lo que da una idea de las perspectivas de los TT dentro del esquema de la marca alemana.
Por eso, el anuncio del nuevo Q1, más que un anuncio en si, significó una declaración de la estrategia de Audi de cara hacia los objetivos buscados.

Y para confirmar todo lo dicho vale, como dato concluyente, el hecho de que el SUV líder dentro de la marca es el Q5, que hasta octubre vendió casi 200.000 unidades en todo el mundo, un 17% más que lo alcanzado en 2012.
El resto de la información alude a algunas certezas y otras especulaciones propias de productos anunciados con tanta anticipación: el tamaño no sería muy lejano al del Taigún; su estética será la del Crosslane, proponiendo un nuevo rumbo en la materia para la marca; el Q1 utilizará la plataforma modular MQB ya empleada en el último A3 y, por último, se fabricará en la planta de Ingolstadt, con intención de asegurar la estabilidad de la emblemática factoría.