Industria Automotriz
TENDENCIA
EL TIEMPO ES ORO
07/11/2013. El desarrollo del Mercedes-Benz GLA es un claro ejemplo de cómo acortar dramáticamente el período que va desde el tablero de dibujo hasta la línea de producción a partir de plataformas comunes. Por más que debieran pasar dos años de ensayos y casi 1.200.000 kilómetros de pruebas ?entre hielos y desiertos?, para que finalmente el primer SUV compacto de la marca ganara la calle?
La tarea de enfrentarse a Range Rover Evoque, BMW X1 y Audi Q3 no era nada fácil para Mercedes-Benz, que no solo no tenía antecedentes inmediatos en materia de crossovers o SUV compactos, sino tampoco la experiencia como para encarar el desafío “desde cero” sin que pasara un cierto tiempo.
Lapso que, a veces, resulta determinante en la vida de un modelo, casi tanto como para que se convierta en éxito o fracaso más allá de sus virtudes o defectos.
Sin embargo, M-B tenía algo a su favor: la plataforma MFA, originaria del Clase B, pero también empleada en el Clase A y en el CLA (horas atrás, lanzado en Argentina).
Y aquí es donde la importancia del tiempo adquiere ribetes casi dramáticos, ya que mientras que con el primer modelo de “la serie MFA”, el Clase B, el período de desarrollo fue tan largo como con cualquier modelo normal, a partir de la experiencia con este, se acortaron enormemente todos los períodos en los restantes modelos que lo sucedieron.
Con otro factor a favor de este último formato, ya que el arribo del Clase B no fue solamente la incorporación de una nueva plataforma, sino que esto trajo consigo el desembarco de nuevas motorizaciones, transmisiones, trenes de propulsión, etc, etc, de acuerdo con las necesidades técnicas que planteaba el segmento en el que se incursionaba.
Gran exigencia para el Clase B, es cierto, pero también una considerable ganancia de tiempo para los modelos similares que lo sucederían.
Así pasó con el posterior Clase A, luego con el CLA y ahora con el GLA, por más que cada modelo tuvo desarrollos específicos.
Esto último, determinó que cada uno tuviera un “libro de especificaciones” realizado en función de tratar de posicionar al modelo frente a su competencia explotando sus características salientes.
Mientras que el modelo está siendo desarrollado se definen sus objetivos, sin embargo, a partir de sus virtudes, o características, puede pensarse en destacar algo en especial, donde se puede descubrir que es posible lograr mejores rendimientos en algunas áreas más que en otras.
Un buen ejemplo fue el del CLA y su excelente coeficiente aerodinámico.
En el “libro de especificaciones” el vehículo se presentó con un Cx de 0,23 y, según los especialistas en el tema, “podríamos lograr hasta un 0,22…” lo cual, indicó un camino a seguir…
Esto también quedó muy claro en el caso del GLA, posicionado como el primer SUV compacto de la marca y, como tal, condicionado a otro tipo de exigencias.
Este fue el primer vehículo equipado con la nueva plataforma MFA que debía responder a otro tipo de solicitudes, las que proponían el compromiso entre el off road light, con un impecable comportamiento en rutas y caminos con diferentes grados de irregularidades.
Por esta razón, pese a que la adopción de la plataforma aludida, acortó enormemente los tiempos de su implementación, esto no impidió que su período de desarrollo fuera menos prolongado.
Por el contrario, tratándose de un vehículo con más solicitaciones, fueron fabricados 110 prototipos para afrontar la puesta a punto inicial.
Período que duró dos años, durante los cuales se recorrieron 1.198.000 kilómetros en los más diversos contextos geográficos: desde el Círculo Polar Artico por caminos de Suecia, hasta las polvorientas sendas del hirviente Dubai.
Recién allí, donde aquilató su capacidad en base a exigencias superiores, fue donde el Mercedes-Benz GLA recibió la mejor aprobación de la marca en su largo período de pruebas: “listo para la producción”.
Debió de pasar bastante tiempo para haberlo logrado, sin embargo, mucho también era lo que se había ganado…