Grande fue mi sorpresa esta mañana revisando algunos sitios y distintas redes sociales, donde me encontré con no pocos comentarios que ponían en duda la capacidad del flamante tetracampeón mundial más joven de la historia, Sebastian Vettel, coronado esta madrugada en el G.P de la India.
La gran mayoría de estas opiniones tenían algo en común: la ligereza de juicio.
Sintetizada en frases del tipo, “Alonso, con ese auto, hubiera sido campeón antes…”, “con el Red Bull sale campeón hasta un piloto del montón”, “me gustaría verlo a Kimi con el auto de Vettel…”, etc, etc.
Después de casi 45 años de profesión, casi me sentí tentado a pensar, que mal o que equivocados estuvimos –o estamos- los periodistas que comunicamos el automovilismo si no logramos hacer que la mayoría de sus seguidores, pueda elaborar una opinión con algo más de fundamento y profundidad.

Siempre pensé que “hay campeones y campeones…”, ahora, nunca conocí ninguno que consiguiera un título con un auto malo.
Si aceptamos esto, entonces podemos elaborar con cierta sutileza, que tipo de campeones o grandes pilotos tuvimos y tenemos.
Yo diría que, a grandes rasgos, están los “fuera de serie” (Fangio, Schumacher, Clark, Senna, Nuvolari y no muchos más), los “grandes campeones” (Prost, Stewart, Brabham, Fittipaldi, etc) y los “campeones” a secas, que son la mayoría, aún, los grandes pilotos que sin haberse coronado fueron protagonistas de su tiempo.
Bueno, pero ¿en que lugar ponemos a Sebastian Vettel?.
Para tratar de ubicarlo, creo que sería fundamental asumir que logró cuatro títulos en apenas seis años y medio de F.1 y solo tiene 26 años, lo que le da todavía un margen muy amplio de crecimiento.

Por otra parte, fueron muy pocas las veces que Vettel se equivocó durante el año, algo digno de mención en un piloto que tiene casi 20 años menos de los que tenía Fangio cuando logró su cuarta corona.
En toda la temporada no hubo otro piloto que estuviera tan enfocado en clasificación como Vettel, logrando siete poles sobre 15, y lo que todavía es más concluyente es que hizo valer en cada caso su primer lugar de largada, pudiendo establecer la mejor estrategia de carrera.
Vettel logró el apoyo incondicional de su equipo, al que además de su velocidad, pragmatismo para la resolución de problemas y rápido entendimiento de cualquier alternativa, le transmitió su mística ganadora, al punto que cuando gana Vettel, todo el equipo se siente ganador…y lo hizo en 10 de las 15 carreras corridas en el año.

Hoy, en India, luego de cambiar sorpresivamente sus gomas a las dos vueltas de iniciada la carrera, Vettel saltó desde el 17º lugar hasta el 3º en solo 11 vueltas, lo que da una cabal idea, más allá de las posibilidades de su auto, de la determinación con que encaró esta prueba definitoria para sus aspiraciones.
Seguramente, en el morral de Vettel hay otra buena cantidad de virtudes tan o mas importantes que estas con que intentamos perfilarlo como tetracampeón mundial de la F.1 y que no sé si ameritan para ponerlo en el sitial más alto de ese particular ranking que intentamos, aunque creo que va camino a ese lugar con paso firme y seguro.
Por lo pronto, yo me inclino a pensarlo…
RD.