Ironías del mercado: mientras que los vehículos nuevos se deprecian prontamente, los clásicos están en pleno auge y cada vez se cotizan más.
Hace algunos años, creemos que fue en 1988, este mismo Alfa Romeo 8C-35 fue vendido por Christie en algo así como 2,85 millones de dólares, mucho menos que los más de siete millones de euros que se pagaron ahora, en la subasta organizada por la casa Bonhams en ocasión del Revival de Goodwood hace unos 10 días atrás.
Más allá de la inflación de turno, de los caprichos de modas y momentos y del particular mundillo de los acopiadores, los objetos coleccionables ofrecen cierta seguridad y han multiplicado su precio en estas épocas de bienes con valores volátiles e inversiones riesgosas.

Y este es un caso que, a la luz de lo que se está viendo en materia de vehículos de colección, justifica plenamente, no sabemos si el monto que se pagó por él, aunque si la importancia del vehículo en cuestión, factor determinante para determinar su precio.
Se trata del único Alfa Romeo que existe que perteneció a la Scudería Ferrari, cuando el mismo Enzo Ferrari regenteaba su propio equipo, haciendo correr vehículos Alfa Romeo oficiales, antes de convertirse en constructor y rival de los mismos Alfa.

Por otra parte, este mismo auto –chasis y motor nº50013- fue utilizado por la marca para enfrentar a Mercedes y Auto Union con el legendario Tazio Nuvolari al volante.
Su motor 3.8 litros, de ocho cilindros en línea y doble árbol de levas a la cabeza, desarrollaba unos 330 CV a 5.400 rpm y estaba alimentado por metanol.
Una de sus grandes ventajas era su bajo peso, ya que cargado con todos los fluidos necesarios para su funcionamiento, el 8C-35 pesaba solo 955 kilos.

“El Mantovano Volante”, como se lo conocía a Nuvolari, tuvo con este 8C-35 una actuación descollante cuando en la Coppa Cieno 1936, debió abandonar con su Alfa Tipo 12C-36 y se subió al “50013”, a la sazón conducido por Carlo Pintacuda, y reinició la competencia con siete vueltas de retraso respecto a los punteros. Desde allí inició una recuperación fenomenal que lo llevó a vencer la carrera, superando a sus propios compañeros y al equipo Auto Union en pleno.

Otras victorias del mantovano con el 8C-25 “50013” fueron, en el G.P de Trípoli (Libia), el G.P de Hungría y la famosa Copa Vanderbilt.
Antes de ser vendido al piloto privado suizo Hans Ruesch en 1936, el “50013” ganó el G.P de Río de Janeiro con el italiano Carlo Pintacuda al comando.
El 8C-35 nº 50013 pasó de mano en mano, ganando carreras menores, batiendo records y compitiendo hasta que fue retirado de las pistas en 1955.

Luego de una larga hibernación y una no menos breve restauración, el legendario Alfa 8C-35 nº50013 de la Scudería Ferrari, volvió a la vida activa, disputando pruebas de clásicos y haciendo que los coleccionistas disputen por él por cifras millonarias.