Opinión FORMULA UNO

DESVIRTUADA Y PELIGROSA

30/06/2013. El problema con los neumáticos que venía arrastrando la F1, dió un giro tan inesperado como peligroso en el GP inglés. Además de pobre rendimiento, ahora, las gomas explotaron poniendo en riesgo, la vida de los pilotos en primera instancia y después, el espectáculo, único aspecto que parece preocuparle a Ecclestone.


La F1 comenzó a probar de su propia medicina…
Obsesionado Ecclestone y compañía con el espectáculo, avalado por la FIA y los emporios televisivos, creó lo que desde este lugar hemos venido criticando, una serie de artilugios técnicos que, en principio, adulteraron el aspecto deportivo de la categoría, con sobrepasos sin riesgo en lugares previamente seleccionados.
Esto, apuntado a mejorar el espectáculo, según la visión del mandamás de la categoría, con superaciones que dieran claras señales de lucha en pista y que pudieran ser aprovechadas por el sector del negocio de la categoría que más le interesa al ambicioso inglés, la televisación de las carreras.
Lo decíamos antes, armó la telaraña con el aval de la FIA, pero le faltaba un último cómplice, una empresa que se aviniera a fabricar el último eslabón de esta perversa cadena, los neumáticos.
La FIA no aceptó las condiciones que Michelin imponía respecto a competir contra otras marcas para demostrar lo suyo y vender su tecnología de punta, Bridgestone quería algo similar y Hankook todavía no estaba en condiciones de proveer a la F1.


Entonces apareció Pirelli dispuesta a aceptar condiciones, a ser manipulada y a que el ente máximo del automovilismo mundial le diga que hacer con su propio producto, una vergüenza…
Así fue como aparecieron las gomas deplorables, que en algunos casos duraban menos de diez vueltas antes de tener que parar para cambiarlas, carreras con tres o cuatro paradas y, siempre según la perversa visión del líder Ecclestone, teniendo al espectáculo como norte, un norte que ocupó el lugar del espíritu de la que debería ser la categoría más exigente, selectiva y deportiva del mundo.
Lo de hoy en Silverstone fue la crónica de un final anunciado, las gomas estallando en plena recta con los autos lanzados a más de 300 km/h, poniendo en riesgo la vida de los pilotos, quizás el único capital “puro” que tiene esta devaluada F1 y, por razones obvias, el espectáculo, precisamente, lo que Bernie Ecclestone dice cuidar, proteger y tratar de mejorar.
Quizás, como magro saldo, este GP de Inglaterra haya dejado, además de ninguna víctima que lamentar, un torneo reabierto por el abandono de Vettel cuando punteaba y el pingüe negocio que hizo Alonso descontándole buenos puntos para acercarse en la sumatoria general.
Demasiado poco y demasiados riesgos, tuvo que afrontar la F1 para lograrlo.
R.D

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