Opinión
STC2000
CIRCO VIP
01/04/2013. La apertura del torneo 2013 de la especialidad replanteó la propuesta callejera de Buenos Aires, incomodando, alterando y arriesgando a los ciudadanos, primero?Acotando a vehículos de más de 400 CV en un escenario corto, ondulado, de dudosa seguridad, escasamente exigente y con un magro rédito deportivo. Prueba que, más allá del consabido ?fue todo un éxito? de los responsables, esta vez ni siquiera brilló y tampoco fue mostrada como el espectáculo que proponía.
Señora, señor, si usted aprobó y aplaudió el espectáculo que brindó el STC2000 por las cercanías de la Recoleta, creo que tendría que pensarlo muy bien antes de patalear por el próximo piquete capitalino…Especialmente, si como espero, acordamos que lo primero fue un “piquete deportivo” que, entre pitos y flautas, duró cerca de una semana afectando el normal desenvolvimiento de la ciudad.
Con indudables molestias para los habitantes y paseantes de la zona y con el agravante de que, al haberse modificado el sentido de circulación y la arquitectura de las calles con celeridad en casi todo el recorrido, generaron un sensible incremento de accidentes en varios puntos del mal llamado circuito (p/ej, en la esquina de Tagle y Av.Alcorta).
Este fue el planteo original que desde su implementación propuso el nuevo callejero de Buenos Aires, que ni siquiera aportó como cambio de escenario (“del Obelisco a la Recoleta”) porque, en realidad, no cambió nada.
Por el contrario, agudizó todos los problemas que ya había mostrado el recorrido del año pasado alrededor del Obelisco.
Con el agravante de ser extremadamente corto (poco más de un minuto para la vuelta), con asfalto muy desparejo en varios tramos (en las frenadas, las ruedas traseras de los autos “hacían patito” quemando caucho a su paso sobre las ondulaciones) y con un recorrido absurdo para “la categoría más tecnológica del continente” (como se desgañitan los voceros de turno) que proponía dos rectas largas, una horquilla, una insulsa chicana, dos curvas de 90º y…poco más.
Este escenario fue el elegido para la apertura del torneo 2013 del STC2000 con su potenciada imagen tecnológica que, para poder arrogarse ese derecho, al menos, no debería ser “casi monomarca”, como de hecho lo es (los mismos motores, gomas, cajas, suspensiones, tanques de combustible, jaulas de seguridad, etc).
Y para que entiendan los neófitos y los acomodaticios de una vez: la verdadera impronta tecnológica de una especialidad surge de un reglamento que permite diversas opciones y no de un reglamento “encorsetado” que obliga a todos a utilizar los mismos elementos, como lo es el actual del STC2000.
Hecha la salvedad por enésima vez, debemos decir también que…hubo una carrera.
Con escasa propuesta desde el punto de vista de la exigencia deportiva de autos y pilotos, donde la preocupación excluyente fue el tema de los frenos, como consecuencia de dos largas rectas de 250 km/h coronadas por horquilla y viraje de 25 y 50 km/h. Por lo demás, nada que se asemeje a la propuesta de un circuito tipo, ni siquiera al más aburrido…
Casi era cómico escuchar en los días previos a los pilotos cuando eran consultados por “estrategia de carrera” y “sobrepasos”, materias poco menos que pendientes, ante las escasas posibilidades de plasmar una (salvo, tratando de largar en los primeros lugares) y la otra (superación a la hora de frenar).
La carrera no difirió en absoluto de estas propuestas, aunque con detalles para destacar propios de cualquier imponderable habitual. Como fueron algunos abandonos en pista y toques y roces con la pérdida de elementos que quedaron esparcidos por el asfalto con tanta fortuna que no obstruyeron el paso, permitiendo el ingreso –demorado- del auto de seguridad en un escenario con escasas posibilidades de vías de escape o salidas para el personal de asistencia. Esto último, tan obvio como peligroso.
Todo transmitido de manera deficiente por una televisación muy pobre a la hora de mostrar “el espectáculo”, con cámaras mal instaladas, sin panorámicas imponentes, ni seguimiento correcto de las maniobras; secundada por la constante y bullanguera aprobación y ensalzamiento de hasta el último de los pilotos, así fuera sorprendido abandonando…
En este marco tan acotado, deportivamente hablando, el deporte –al fin- se hizo presente en la performance del equipo ganador, el PSG16-Fiat, quien tiró los autos a pista por primera vez y punteó con José María López y ganó con Facundo Ardusso. Gestión de primer nivel que estuvo más allá de cualquier circunstancia.
Inclusive por encima de otros dignos de mención, como lo fueron: la actuación del equipo Peugeot en clasificación (pole para Altuna) y carrera (segundo con Girolami), el gran trabajo de Christian Ledesma, llegando al podio en su primer carrera con una silueta Civic (largó 7º) y la gran trepada de Bernardo Llaver que terminó 10º luego de largar último…
Demasiado poco para lo que debería proponer la envergadura de una categoría que dice ser “líder del continente” en materia de desarrollo tecnológico.
Sin duda, términos duros para quienes avalaron esta propuesta del callejero de Buenos Aires, sean los responsables de la categoría (propietarios de equipos, organización dueña del “paquete” de la categoría, etc) marketineros de turno de las terminales que participan, periodismo complaciente que se nutre de “hinchas y amigos” de los pilotos y público en general, que disfrutó inocentemente de la propuesta. A todos, hoy todavía le deben estar doliendo las palmas después de tanto aplauso, en fin, son formas de ver las cosas…
Acuerdo con que gran parte del automovilismo tiene que ver con el negocio, es más, creo que sin esto último no puede haber carreras, y también con que “hay que llevarle al automovilismo a la gente”, y también con el espectáculo, pero hay formas de hacerlo: pensando y actuando con un mínimo decoro deportivo, que fue el gran ausente en el callejero de Buenos Aires.
También en el automovilismo, se puede “educar al soberano” y a la vez entretener con algo más que pan y circo…