Supongo que a todos los que pasan por estas páginas les gustan los autos, y ocasionalmente, las historias que se desprenden de su protagonismo o las de los hombres vinculados a ellos, pero, convengamos, que hay historias e historias…
Tiempo atrás recreamos un especial capítulo de la campaña deportiva del que para nosotros fue el auto de competición más grande que hubo, el Porsche 917 (“Spa, el 917 y un duelo inolvidable”), también recordamos al legendario Aston Martín de James Bond, o los 90 años de Froilan Gonzalez, en fin, sin ánimo de resultar pesados, creemos que esos pantallazos de otros tiempos, generalmente, nos hacen entender mejor algunas realidades.

Por eso lo hacemos, más allá de que hayamos compartido el mismo tiempo de algunas de esas historias y, ocasionalmente, aparezca un toque de nostalgia en la propuesta del autor.
La de hoy reúne casi todos los elementos que presentamos.
No creo equivocarme si les digo que el Mercedes Benz 300SL “Alas de Gaviota” está en todas las listas de preferidos de los amantes del auto.
Entre otras cosas, y para más datos, fue el auto personal de Juan Manuel Fangio que, como numerosas personalidades del mundo (aunque con muchos más argumentos y razones que ninguno) disfrutaba el auto y su prestigio.

Una de esas personalidades de las que hablábamos, allá por los 50, se compró un “Alas de Gaviota” cero kilómetro para estar a la altura de las circunstancias.
Fue uno de los galanes más grandes de Hollywood y protagonizó la historia de amor más impactante que tuvo la industria del celuloide, “Lo Que El Viento Se Llevó”.
Película estrenada en 1939 luego de un costo elevadísimo que superó los cuatro millones de dólares, pero que devolvió con creces la inversión, no sólo económicamente, sino desde el punto de vista emocional a partir de que es todavía hoy, el más grande clásico romántico del cine mundial.

El actor en cuestión era Clark Gable, y compartió protagonismo en la ocasión, con la actriz británica Vivien Leigh, demás está decirles que desde ese éxito rotundo (la película, además, ganó diez premios Oscar) la dupla Leigh-Gable, fue sinónimo de pareja estelar y referencia de historia de amor.
Volviendo a lo que más nos interesa, (el apunte solo fue para ponernos en situación) Gable compró el Mercedes citado en abril de1955 por un valor estimado en u$s 11.000, según pudimos averiguar cotejando listas de precios de la época, y fue su propietario durante mucho tiempo, prácticamente, hasta el día de su muerte, ocurrida en 1960 a la edad de 59 años (había nacido en 1901).

Para refrescar la memoria, el Mercedes-Benz 300SL se fabricó entre 1954 y 1963, se construyeron poco más de 3.200 unidades, de las cuales 1.400 eran cupé, esto es, los verdaderos “Alas de Gaviota”, ya que el resto eran roadster convertibles.
Estaba equipado con un motor de seis cilindros en línea (2.996 cm3) que se ubicaba inclinado a 50º (para bajar al extremo la línea superior del capot) y como detalle tecnológico de avanzada, era alimentado mediante inyección directa, desarrollando una potencia de 215 CV en las primeras versiones.

Con una máxima de 260 km/h, de acuerdo a la relación final, era uno de los deportivos más rápidos del mundo.
La noticia de hoy indica que, precisamente, este modelo que perteneciera al gran actor de la época dorada de Hollywood, fue subastado por una cifra récord para lo que indicaban los antecedentes del modelo, u$s 1.850.000 (… y pensar que todo empezó en 1955 con u$s 11.000).

Se sabía que, de acuerdo a su estado, un 300SL podía estar entre un millón-millón y medio de dólares, aunque nunca se supuso que podría superar en 350.000 dólares el máximo estimado, lo que habrá que adjudicárselo a la impronta de su ilustre propietario. Más aún, si pensamos que lo compró nuevo y lo tuvo en su poder, al menos, durante seis años.

Y lo que es más notable, y propone la verdadera dimensión del interés que había por el modelo, es que Barret-Jackson (la casa rematadora) lo sacó de venta ante una negociación realizada “detrás de escena”.
Un Mercedes “Alas de Gaviota”, Clark Gable y una pequeña historia que, como muchas otras, siguen alimentando fantasías y pasiones en el mundo del auto.