Casi fue un entrenamiento, poco más de nueve minutos de carrera en el peor de los casos para un ganador, no son muy indicativos de lo que se podía esperar de la edición nº35 del Dakar.
Sin embargo, como para evitar especulaciones todos los tiempos se iban a multiplicar “por tres” para Autos y Camiones y “por cinco” para Cuatriciclos y Motos(intentando que nadie buscara acomodar por si mismo su orden de largada para la segunda etapa, a riesgo de perder más tiempo del estimado), el tramo tuvo un poco más de importancia que los escasos13 kilómetros que en definitiva proponía.

Al menos, permitió algunas “amenidades”, como lo fue la sorpresiva victoria del peruano Ignacio Flores (Yamaha) entre los Cuatriciclos, la primera de un piloto peruano en Dakar, el arranque a todo vapor de un aparentemente recuperado Francisco “Chaleco” López (KTM) en Motos, la vigencia de los Iveco con el primer 1-2 de la carrera entre los Camiones y un aparente duelo que, de confirmarse, podría darle un carácter distinto a la lucha por la general entre los Autos.
Creo que esto fue, desde lo técnico-estratégico, lo más jugoso de un parcial demasiado corto que, salvo por la aplicación de los “coeficientes” apuntados, casi podría tomarse como un ordenamiento para entrar en las grandes dunas.

Aquí, al menos, un par cosas quedaron claras.
Que los livianos buggies 4x2 pueden hacerle frente a los mejores 4x4 en la arena, que todo hace suponer que la batalla por la general –de mantenerse la tendencia- puede ser cerrada y prolongada, que los Mini pueden no ser los dominadores de antaño y que, de ser así, no van a estar solos.

Los diez primeros quedaron encerrados en menos de 40 segundos, con el primer triunfo del buggy V8 del debutante equipo Qatar-Red Bull a cargo de Carlos Sainz, con un impecable Lucio Alvarez (2º) logrando igualar el mejor parcial de un argentino en Autos que algunos Dakar atrás lograra Terranova, con la aparición de los buggies SMG del siempre veloz Guerlain Chicherit y su compañero Roland Chabot y con los Mini y ese auténtico “zorro del desierto” que es Giniel De Villiers, expectantes esperando los duros tramos que, ya nomás, se avecinan.

Cuatro buggies, cuatro Mini, y dos Toyota entre los diez primeros, con Gordon que faltó a la cita y una vez más habló mucho antes de largar, luego se encajó en una duna y con la aplicación del “coeficiente 3” quedó a más de media hora del líder, que no es mucho, pero si demasiado de acuerdo a lo que se jugaba.
Entre los Cuatriciclos, lo decíamos, primer triunfo de un peruano en un Dakar, el honor le cupo a Ignacio Flores (Yamaha) con Patronelli muy tranquilo en el tercer lugar a apenas 15 segundos, con Maffei, algo complicado por el motor arranque y una pérdida de aceite al comienzo y luego recuperándose, a 40 segundos.

Demasiado poco, demasiado pronto, para esbozar un planteo, que no sea que cada uno trató de acomodarse lo mejor posible para el tramo que se avecina.
En las Motos, tal como sucediera el año pasado, Chaleco López salió a pleno, casi como para demostrar que los problemas físicos que venía arrastrando hace algún tiempo atrás eran cosa del olvido.
Se integró al equipo chileno Tamarugal con una KTM y le puso su sello al parcial como para despejar todo tipo de dudas.

Franz Verhoeven demostró el potencial de las Yamaha apenas a un segundo de Chaleco, y los juveniles y poco menos que ignotos Quintanilla (Honda) y Cabrera (Kawasaki) también chilenos, hablan a las claras del potencial de jóvenes pilotos que se perfilan en Chile.
Després llegó quinto casi sin despeinarse, a 13 segundos, sabe que el tiro es largo y que lo peor está por venir: no es cuestión de andar quemando energía y castigando montura.

Bien ubicado el mejor argentino, Javier Pizzolito, octavo apenas a 21 segundos de la punta, posición ideal para el líder del equipo Honda hoy, con Rodrígues algo retrasado.
Los Iveco de De Rooy, con Gerard y su primo Stacey en ese orden, lograron el primer 1-2 de la prueba. Y contra los que podría haberse especulado, no fue un Kamaz quien salió a correrlos, sino el aguerrido Ales Loprais con su Tatra, que quedó tercero a 25 segundos.

El primer Kamaz, Nikolaev, y los MAN de Van Vliet y Versluis, los siguen muy juntos y hacen pensar en una gran batalla entre los mastodontes del Dakar.
Lo dicho, este tramo inicial apenas resultó un aperitivo para lo que es la competencia en si misma, aunque al menos sirvió para dejar sentada una nueva plaza de largada en Lima, Perú, un interesante prólogo para aflojar los nervios, relajar ansiedades y comenzar a templar el “carácter Dakar” de esta inigualable prueba.