Industria Automotriz
PRESENTACION
PUNTO DE QUIEBRE
08/12/2012. Con el debut en Argentina de la cupé Toyota 86, la marca no solo retoma la senda deportiva abandonada a mediados de los 90, sino que lo hace imprimiéndole un nuevo enfoque a su rutinaria propuesta.
Desde mediados de los 90, Toyota no tenía en Argentina un vehículo que sintetizara un poco la interpretación de la marca en el aspecto deportivo.
Al menos, aquel espíritu que le supiera insuflar la inolvidable Celica que, mucho después de haber dejado de llegar hasta nuestro país, todavía seguía siendo referencia de Toyota en la materia.
Pero la sequía se terminó con la cupé cuatro plazas bautizada 86.
Con un nuevo enfoque que llega impulsado por el entusiasmo. Con la inevitable pasión que genera un auto con sensaciones briosas. Que no es un deportivo extremo, pero que cumple lo que promete…Una promesa que se inicia con un motor boxer de algo más de 100 CV/litro (200 CV totales), un peso muy contenido de 1.300 y pico de kilos, tracción trasera (con tradición de marca), suspensiones y chasis impecables para su deportividad y una caja AS6 (hay otra versión con M6) que propone confort y deportividad.
Un paquete por demás interesante, si no soñamos con las 24 Horas de Le Mans y nos divierte sacudirnos con aceleraciones vibrantes y suspensiones que nos hacen chocar los dientes…
En cierta forma, esto es lo que pudimos comprobar en la misma presentación, en el muy venido a menos Autódromo Oscar y Juan Gálvez de Buenos Aires, con una lluvia insistente (que luego se convertiría en torrencial) y sobre una pista armada sobre partes de los circuitos 6,8 y 9, que era muy revirada y lució bastante bacheada. Y quien dice “bacheada”, en un día de lluvia se convierte en “charqueada”…
Realmente, llamaba la atención como la cupé 86 “hacía patito” sobre la ondulada y mojada superficie, y como las medidas electrónicas evitaban excesos (por piloto y por piso), “cuidate porque hay muchos lugares donde podés hacer aquaplanning; antes que vos, subió uno que se fue dos veces afuera de la pista, no se como hizo, porque es casi imposible con este auto”, sentenció Bernardo Llaver, uno de los pilotos Toyota que hizo las veces de instructor (los otros fueron Matías Rossi –el más requerido por varios colegas, muy cholulos ellos-, Esteban Guerrieri, Mariano Werner e Ignacio Char).
Nuestra vuelta nos permitió apreciar la buena aceleración de “la 86”, su capacidad de frenaje (discos en las cuatro ruedas, los delanteros ventilados, y ABS sobre llantas de 16”) y el comportamiento de las suspensiones y el chasis (control de estabilidad, tracción y centro de gravedad a 46 cm sobre el piso), a mi criterio, lo más saliente de esta Toyota; junto con una impecable posición de manejo en un habitat duro, pero confortable (AA, siete airbag, etc). En la versión GT se suman, climatizador, llantas de 17 pulgadas, discos de frenos traseros ventilados, etc.
Una sola vuelta que dimos en condiciones de pista deplorables, apenas sirvió para divertirnos unos minutos. Algo a lo que Llaver le sumó otro giro más bajo su conducción, que nos hizo saber cuanto había más allá de lo que nosotros alcanzamos…
Las formalidades de la presentación nos hicieron saber que, la marca espera vender unas 300 unidades/año completo de la cupé 86, que desde 2013 se ofrecerá también una serie de accesorios para personalizarla (alerón, llantas, detalles de carrocería, equipamiento, etc), Argentina es el primer mercado de la región en el cual desembarca, se fabrica en Japón y llega directamente desde allí y sus precios (contando con tres años de garantía ó 100.000 km) son: 86 FT M6 (u$s 44.900), 86 GT M6 (u$s 60.200) y 86 GT AS6 (u$s 63.300).
Por último, la sentencia más gráfica de la reunión, cuando el presidente de la filial local, Daniel Herreros sintetizó, “…es un auto que cuando uno se baja, le da unas palmaditas en el techo, agradeciéndole…”.
“Para muestra…basta un botón”, diría la abuela.