En un país gigantesco, con extremos a cada paso, desde su arquitectura hasta el perfil de sus habitantes, y con uno de los mercados más tentadores del mundo para Ferrari, Rolls Royce, Lamborghini, Bentley, etc, resulta difícil destacarse a partir del vehículo que se conduce.
Esta, a priori, es la síntesis realizada por el Detroit News hablando, entre las generalidades del gigantesco mercado chino, del caso puntual de los vehículos diferenciadores, “los símbolos de status sobre ruedas”.
Aquellos cuyos potenciales propietarios buscan destacarse por conducir los vehículos más grandes y potentes y tan llamativos como lo fueron, no hace mucho tiempo atrás los Hummer, vehículos absolutamente distintos que ocupaban el sitial de los más exóticos, extremos y cotizados del particular mercado chino.

Durante un largo período, los Hummer fueron los máximos símbolos de status. La versión H1 fue la más popular, pero luego también lo fueron, la H2, H2 SUT y la pick up H3T, que le posibilitaron a sus circunstanciales importadores, hacerse de pequeñas fortunas.
Pero el Humear y todas sus variantes se acabaron y quedó el trono vacío…
Sin embargo, en su reemplazo, llegó al mercado chino para ocupar su lugar, la pick up Ford F-150 SVT Raptor.
A pesar de que no es ilegal importar vehículos de otros países, hay tantos trámites burocráticos, normas internas, intermediarios y pasos a seguir que realmente no se explica claramente que haya gente que, además de todo esto, pague por un vehículo tan puntual y particular.
Pero lo más insólito, según el periódico y de acuerdo con algunos expertos del mercado chino, es que por una Raptor nueva hoy se está pagando casi cuatro veces su valor en EE.UU, unos u$s 145.000. Mientras, que por una usada, se han pagado casi u$s 110.000.

Por otra parte, no hay dudas que la SVT Raptor es un muy buen producto, a juzgar por un comparativo reciente al que accedimos en el que sacó la mejor puntuación en estilo, dinámica y performance off road.
Pero una cosa son sus cualidades en zonas rurales y sobre pisos irregulares, y otra es su comportamiento urbano por las principales ciudades de China, donde abundan, tanto modernas autovías como estrechas y retorcidas callejuelas y el espacio está cada vez más condicionado a partir del incesante crecimiento del parque automotor.
Aunque creemos que, de acuerdo a lo comentado, ese no es el punto para los animosos y acaudalados chinos.
Ellos también se dejan llevar por las tendencias sociales que los manipulan, donde no se ve tan mal –por el contrario- tener un vehículo diferente y que sea considerado “muy cool”, por más que hayan tenido que depositar casi una fortuna para hacerse de él luego de engorrosos trámites.
Se especula que, sin dudas, muy pronto podría aparecer un potencia importador listo para hablar con la gente de Ford y darle a una buena parte del mercado más grande del mundo, el indicador de prestigio que está buscando.