Opinión FORMULA 1

APLAUDAN, NO DEJEN DE APLAUDIR…

05/11/2012. En el G.P. de Abu Dhabi, en una de las mejores carreras de los últimos tiempos, volvieron al triunfo Raikkonen y Lotus. Y pasaron a segundo plano DRS, KERS, gomas para 10 vueltas y toda la parafernalia que atenta contra un deporte que no solo vive de las emociones, pero que cuando se manifiestan solo cabe aplaudir.


Fue una de las carreras donde menos escuchamos hablar de “DRS, KERS, gomas para 10 vueltas…” y toda esa lista de elementos que, con fuerza de reglamento, adulteran este maravilloso deporte como pocos.
Precisamente, eso fue lo que nos hizo pensar en que ingredientes tan puntuales son los que hacen falta para emocionar, muy por encima de lo que condiciona un reglamento.
Porque la F.1 se apuró siempre para imponer reglamentos que, en los últimos tiempos, se han caracterizado por ir en una sola dirección: apunten a los sobrepasos !!!.
En realidad, el automovilismo nunca fue una constante de superaciones y cuando estas abundaron, precisamente, fueron reglamentos mal diseñados y peor aplicados los que los condicionaron.
Entonces, el deporte-motor debe ser enfocado desde otro punto de vista y no simple y llanamente del de “venderle al público sobrepasos, emociones y espectáculo a toda costa “, eso es tratar de idiotizar a la gente, pan y circo…
Vengo de una época en que el análisis deportivo era la quintaesencia de la comunicación de la actividad, para todo había una razón, coherencia, los sucesos tenían explicaciones y si en una carrera, el ganador le sacaba una vuelta al segundo, existían variables que lo habían hecho posible y así nos enseñaban a explicar este deporte.

Raikkonen y el Lotus-Renault rumbo a un triunfo memorable.

Exaltando las virtudes reunidas en beneficio de un resultado, analizando las circunstancias, entendiendo las razones, valorando el coraje, aplaudiendo la inspiración, descubriendo que había días mejores y días peores en la carrera de un piloto, que lo autos a veces eran impredecibles y no solo alienados por la excitación de los sobrepasos y luego…nada más. Si además de todo, había emoción, mucho mejor aún, era más fácil transmitirlo.
Esto, precisamente, fue lo que sucedió en el G.P. de Abu Dhabi, donde, además de que estaban presentes los mejores ingredientes, hubieron factores que potenciaron el gran capital que hoy tiene la F.1.
En primer lugar, la sanción que mandó a Sebastián Vettel al fondo (su auto no tenía el mínimo de combustible requerido por reglamento al cabo de la prueba de clasificación, esto es un litro).
Desde allí, el bicampeón mundial realizó un trabajo de excepción, tomando riesgos, rozándose en dos ocasiones con sus rivales, ( con parada en boxes incluida a consecuencia de ello), llevándose puesto el cartel que marcaba la zona de activación del DRS, mostrando sus mejores atributos de genuino campeón para llegar a un podio que debió de haberle sabido a gloria. Memorable.

Con Kimi y Bouiller ("capo", de anteojos) a la cabeza, el equipo Lotus festeja.

Con Fernando Alonso, el auténtico metro-patrón de la F.1, el referente indiscutido, pero también uno de los pilotos más afortunados, que se encontró con que, poco menos que eliminado Vettel de los puntos importantes, (su principal rival en la disputa al título), su magro séptimo lugar de partida, a los pocos metros de largada la carrera, ya se había convertido en quinto y poco después, en cuarto....
Esto sucedía en lo que tenía que ver con la lucha por el campeonato, donde Vettel arrancó este G.P. de Abu Dhabi con 13 unidades de ventaja sobre Alonso, la carrera era otro cantar.
Con el velocísimo Lewis Hamilton cortado en la punta y el imperturbable Kimi Raikkonen a sus talones. Si, el mismo que se reintegró a la categoría después de fracasar dos temporadas seguidas en el rally mundial, habiéndose coronado en 2007 campeón mundial de pilotos.
En una carrera matizada por los errores del compañero de Vettel, Mark Webber, desde el mismo instante de la largada; el vuelo de Rosberg trepándose a las ruedas traseras del auto del indio Khartikeyan; los entremeses que proponía una vez más Webber con Perez, Di Resta y Grosjean asociándose a sus desaciertos; con el recuperado Massa ocultándose en el humo de su propio trompo, etc, etc.
Y todo en un escenario fastuoso en cuanto a infraestructura, pero con un dibujo de pista absolutamente ridículo, tal como suelen ser los escenarios modernos de la F.1, donde se privilegia el tiempo para la vuelta en relación a la venta de publicidad para televisión y no, como debería ser, el mejor compromiso técnico->deportivo para los autos más veloces del mundo en curva. ¿Ven a que me refiero?.

Tres campeones mundiales en el podio, ¿hace falta más?.

Siguiendo con la emotividad, si algo le faltaba a Hamilton para que le asegure que recordará esta como una temporada…para olvidar, fue cuando vaya uno saber si por un poro, una fisura, la gestión electrónica o que, el motor Mercedes de su McLaren no quiso más.
Entonces fue el turno de Kimi, pero con Alonso despegado de Weber y Button y atacando desde su segundo lugar y Vettel aspirando a “minimizar consecuencias” (la frase de moda impuesta por un Alonso es desventaja, que copió el alemán y toda “la cátedra”). Un tremendo show sin pausa con cada vuelta trayendo nuevos ingredientes, y no solo nos referimos a los tiempos por vuelta, porque con la carrera planteada así, llegaron las paradas para reponer gomas (esta vez rindieron mejor sobre un asfalto menos mortificante) y con la desafiante propuesta de una entrada-salida a boxes tan peculiar como larga. Con Alonso, cuya Ferrari mejoró con los tanques aligerados, rebanando metros para tratar de conseguir el premio mayor y acercarse lo más posible en el campeonato a Vettel.
Y como conclusión, con el mismo alemán superando en una maniobra estupenda el eficiente Button para trepar al último escalón del podio y Kimi todavía con resto como para dejar que Alonso se acercara, pero nunca tanto como para poder presionarlo con el “efecto misil” (la aplicación del DRS), la carrera se agotó entregando un balance poco habitual.

Kimi quiere volar en su particular forma de celebrar.

El retorno de un grande, Kimi Raikkonen, al máximo nivel del automovilismo mundial para concretar su victoria nº19.
La vigencia de Lewis Hamilton como el piloto más veloz a una vuelta que tiene la F.1 (…y pensar que el STC 2000 desechó una clasificación hace poco tiempo atrás, a favor de uno de sus rebuscados formatos de carreras).
Y cuatro campeones mundiales en los cuatro primeros lugares de este estremecedor G.P. de Abu Dhabi.
Y además, la victoria nº80 de Lotus que, como la gran mayoría de los medios destacó, fue luego de 25 años de su último triunfo, aunque nadie puntualizó que la marca corrió en F1 hasta 1994 y luego volvió en 2010 y que ahora mismo es una derivación del equipo Renault que no tiene que ver con la legendaria Lotus creada por el genio de Colin Chapman.
Del que nos gustaría creer que, esté donde esté, ojalá haya celebrado arrojando su gorra al aire tal como lo hacía cuando sus autos cruzaban una meta ganadores…
Pensando esto y todavía con las manos encendidas de tanto aplaudir, nos aprestamos a guardar este G.P de Abu Dhabi, entre nuestros mejores recuerdos. Ojalá haya más…
R.D.

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